El valor del punto ante Osasuna hay que encontrarlo en la medida del rival y en la intensidad de un partido que pone un buen broche a una semana con siete puntos de nueve y que no penaliza en absoluto al Real Zaragoza, que demostró estar a la altura del líder y que en la primera parte, sobre todo en el tramo final, fue superior y que se adelantó por el penalti que transformó Borja Iglesias. En la segunda, sin embargo, el conjunto osasunista puso sobre el césped sus galones y empató de forma merecida ante un Zaragoza que acusó el cansancio y la entidad del enemigo, pero que supo conservar un punto lleno de valor y sacrificio.

El partido, intenso y vibrante, tuvo en una Romareda apasionada y con un aspecto y un ambiente inmejorables un escenario magnífico. La grada está ilusionada con un equipo que compite siempre y que va dando pasos en su evolución, en su crecimiento. Que le mantuviera el pulso a un rival con los recursos que tiene Osasuna, con Fran Mérida como guía y con mucha pólvora arriba, es una gran señal. Y con eso se tiene que quedar el zaragocismo, cada vez más esperanzado con su equipo y con el proyecto creado por Lalo Arantegui y dirigido por Natxo González.

Con Papu como gran novedad en la alineación, donde Natxo metió a Alain, Eguaras y Buff para refrescar el equipo tras jugar el miércoles en Lorca, el Zaragoza salió encogido en los primeros minutos, ya que Osasuna tomó el balón en los pies de Fran Mérida y Roberto Tores y dibujó con Quique y David los primeros síntomas de peligro para la portería de Cristian Álvarez. David tuvo dos ocasiones y la segunda la mandó al larguero en unos minutos iniciales donde al Zaragoza no le duraba el balón y jugaba con la presión muy atrasada.

Sin embargo, solo necesitó el equipo de Natxo González diez minutos para despertar y plantar cara a su enemigo. Lo hizo agarrado en un Zapater muy firme en el medio, en Febas, solo frenado por las faltas del rival, y en la pelea de Borja Iglesias. Una jugada entre Febas y Alain acabó en el despeje de Sergio Herrera y Papu, siempre incisivo, pudo marcar tras un gran envío de Borja.

El partido se equilibró y empezó a inclinarse en la balanza del cuadro zaragocista, que tenía cada vez más el balón y que controlaba bien a Osasuna, que aún tuvo otra ocasión en un disparo desviado de David en la frontal.

PENALTI Y GOL DE BORJA

La Romareda estaba echufadísima y llevaba en volandas a su equipo, firme atrás con Mikel González y Verdasca haciendo la raya y con un Delmás cada vez más crecido, y con recursos arriba. Los que tuvo, por ejemplo, Papu en un arranque que propició romper las líneas del rival para que su envío acabara en Buff, al que Fran Mérida le hizo un penalti tan claro como absurdo. Borja Iglesias llevó el éxtasis a la grada al convertirlo de forma magistral ante un Sergio Herrera que había parado tres penas máximas al Cádiz, pero que no pudo con el delantero gallego en el minuto 42. Con ese regusto tan dulce llegó un descanso lleno de felicidad para la afición zaragocista.

La segunda parte trajo peores noticias. Osasuna tomó el timón de forma decidida desde que el árbitro pitó el inicio y Quique lanzó el primer aviso. El Zaragoza volvía a no tener el balón y sufría demasiado metido atrás. Un disparo de Roberto Torres fue el preludio de que los dos técnicos movieran el banquillo. Diego Martínez acertó con las salidas de Xisco y sobre todo de Mateo, una pesadilla para Alain, y tuvo que apostar por Arzura por la lesión de Torró. Mientras, Natxo retiró al castigado Febas, todo un objetivo siempre de los rivales, y tiró de Pombo, con una terrible respuesta del canterano, que acabaría expulsado al final.

Con los cambios, Osasuna mantuvo el dominio. Xisco disparó alto y Mateo propició la primera gran parada de Cristian Álvarez, mientras que el Zaragoza se acercó con un tiro de Papu tras una buena jugada de Borja y de Raúl Guti, recién salido al campo en lugar de Buff y que, a diferencia de Pombo, sí entendió lo que necesitaba el equipo, dándole más empaque físico.

Sin embargo, llegó el gol de Osasuna en un córner bien sacado por Fran Mérida y mejor rematado por Oier, que se anticipó a Zapater. El gol del empate propició que Osasuna diera un paso atrás, pero el Zaragoza, donde salió Toquero, seguía demasiado impreciso para gobernar el partido. Mateo, tras una buena dejada de David, pudo marcar y Guti lo hizo todo bien en una jugada a pase de Borja menos el centro definitivo antes de que Pombo viera la roja por un pisotón lleno de rabia a Fran Mérida para que las tablas ya no se movieran en la recta final del choque.