Las carreteras de Irlanda del Norte no están diseñadas para Joaquim Purito Rodríguez. Faltan cuestas donde se pueda exhibir y sobran el agua, el viento y el frío, tres obstáculos nada agradables para circular en bici y más para un corredor menudo y de poco peso, fino escalador, y mucho más si todavía duelen las costillas del tremendo castañazo del mes pasado en Holanda, en la Amstel Gold Race.

Por eso, ayer con llegada y salida en Belfast, lo único que le importó al ciclista catalán fue refugiarse en el interior o la cola del pelotón y llegar a meta sin novedad en el frente, tras la excesiva pérdida de tiempo que sufrió en la contrarreloj por equipos que inauguró el Giro 2014. Sin los mismos nervios que en el Tour --afortunadamente menos riesgo de caídas, sobre todo en los kilómetros finales cuando los velocistas no tienen contemplaciones para colocarse en cabeza del pelotón en busca de la victoria-- la segunda etapa de la ronda italiana con un sabor norirlandés se resolvió tal como estaba previsto, con una llegada al esprint donde venció sin mayores problemas el mejor de la clase, Marcel Kittel, sobre todo cuando no está en la lista de carrera el británico Mark Cavendish.

También hubo cambio de líder en la etapa de ayer, aunque no de equipo al frente de la general de la prueba italiana. El velocista del Orica, el australiano Michael Matthews, se vistó con la maglia rosa. Mientras, hoy se anuncia otro esprint, en Dublín, tras una etapa en la que los ciclistas cargarán sus piernas con 187 kilómetros.