Los hermanos Puyuelo se dieron un baño de multitudes por las calles de Zaragoza y llegaron juntos de la mano en la Plaza del Pilar. Ambos estaban seleccionados para una prueba tan importante como el Campeonato de España de cross. Pero tenían una cita con la carrera de asfalto del calendario aragonés. Ellos fueron la punta de lanza de una marea humana de 3.400 personas que adornaron las calles de la capital aragonesa. No hubo discusión sobre quién iba a ganar porque todo quedaba en casa. Al final se adelantó unos centímetros Víctor a Alberto. El altoaragonés ganaba por segunda vez consecutiva. Esta vez con un crono de 1.09.43, el mismo que Alberto. Tercero fue Acharf Sellak, en 1.10.38. En chicas triunfo en solitario de Clara Playán, que tuvo fácil la victoria con un crono de 1.23.28. Fueron segunda y tercera María Remedios Carrasco y Eva Morraja.

El entorno era inmejorable para vivir una gran fiesta en Zaragoza. La meteorología fue perfecta. Mañana soleada, fresquita (diez grados en la salida), ambientazo en los aledaños de la salida y apenas un ligera brisa que refrescaba el esfuerzo de los participantes.

La prueba se desarrolló sin ninguna incidencia y con una perfecta organización por parte de los experimentados componentes del Running Zaragoza. El circuito con tantas curvas y subidas y bajadas no es el mejor para hacer grandes marcas, pero la perfección no existe. Y en Running tienen claro que está prueba está hecha a la medida de los corredores populares y que la élite es secundaria.

Tras la salida los corredores se dirigían por el puente de Santiago en una incursión por la margen izquierda con los pasos por el puente de Piedra y dos veces por el de Hierro. Aquí los hermanos Puyuelo fueron siempre junto a Achraf Sellak. Los atletas del Oroel tenían las dos primeras plazas del podio bastante aseguradas y cuando quisieron se fueron del atleta del Zénit. Por detrás había gente tan conocida como el maratoniano José Antonio Casajús, el ultrafondista de montaña Toño Muro y Alberto Sábado, que tiraba de su compañero de equipo José Ramón Suárez.

EL FINAL

Los últimos diez kilómetros los Puyuelo, que llegaron acompañados desde Jaca de sus familiares, se gustaron. En el kilómetro 17 estaba el punto crítico con el paso del puente de la Z-30. Entonces decidieron quién entraría primero a meta. Víctor fue el mejor en una imagen que se produce con bastante frecuencia en las carreras de fondo altoaragonesas. «El año pasado fui primero y Alberto tercero porque se metió por en medio Mohamed Koula. Gané en los últimos 400 metros con 1.07. Este año nos hemos escapado y entre hermanos nos hemos ido ayudando», explicaba el ganador de la prueba.

Alberto Puyuelo entrena a su hermano. «El que peor está cede la victoria al más fuerte y en este caso mi hermano me ha cedido la victoria. Ha pasado en Barbastro y los dos últimos años en Sabiñánigo. No somos avariciosos en esos temas. Somos atletas porque nos lo pasamos bien y disfrutamos compitiendo», explicaba Alberto, que debutará en la distancia del Maratón en Zaragoza el 7 de abril, mientras que Víctor correrá este sábado los 10K de Laredo, el Nacional de 10K en Tudela y quiere mejorar su marcas en los 1.500 y los 5.000 lisos.

Clara Playán, una pequeñita duatleta del Stadium Casablanca con raíces en Castejón de Monegros, rentabilizó perfectamente el fin de semana. El sábado fue la tercera del Regional de duatlón esprint y un día más tarde ganó una carrera con tanto componente mediático como el Medio Maratón de Zaragoza. Fue la punta de lanza de la categoría femenina, que aportó nada menos que 516 atletas. Y la pasión por el fondo sigue creciendo entre las mujeres. Desde el inicio Playán fue resguardada entre un grupo de medio centenar de hombres. Muy lejos quedaba la desconocida Remedios Carrasco, siendo la tercera siempre Eva Morraja.

Como el grupo en el que viajaba Playán le sacaba de punto (iban a un ritmo de 1.20), decidió bajar el pistón. Al final llegó a meta como ganadora con 1.23.28, seguida de Carrasco y Morraja. «Hace ilusión ganar en Zaragoza. No sabía cómo me iba a encontrar tras competir en Calatayud. He bajado de ritmo para llegar con el corazón entero. He regulado, conozco la ciudad y lo tenía controlado». Reconoce que si no hubiera hecho el medio maratón «habría hecho cuatro horas de bici, una paliza parecida», explicaba esta enfermera del hospital Royo Villanova de 24 años.