Qué, no corre la Yamaha, verdad, no corre, no, no, no corre nada?» Marc Márquez (Honda), pentacampeón más joven de la historia de MotoGP, se partía de risa ayer, en el corralito de Jerez, mientras estrangulaba graciosamente al francés Fabio Quartararo (Yamaha), que le había arrebatado, «en una vuelta a muerte», como reconoció el chavalito, el récord del poleman más joven de la historia de la categoría reina. La carrera, hoy a las 14.00 horas (Dazn TV).

Es posible, muy posible, que, en ese instante, Márquez recordara (su cabeza es un auténtico disco duro para eso) cómo Valentino Rossi le cogió por el cuello con sus dos inmensas (y campeonas) manos y trató de estrangularle también simpáticamente, cuando eran amigos y Marc (2013) le derrotó en Laguna Seca (EEUU). Quartararo, entonces, ya quería ser campeón. Ya soñaba con ser Rossi. Y hasta Márquez. Tenía 4 años, pero le ardía el corazón y ya era veloz.

Y es que a todo lo que está ocurriendo en este escalofriante inicio de Mundial -tres ganadores distintos (Andrea Dovizioso, Marc Márquez y Álex Rins), en tres circuitos totalmente diferentes (Catar, Argentina y EEUU), con tres motos dispares (Ducati, Honda y Suzuki)-, Jerez abrió ayer la caja de los truenos en un día nublado, no solo convirtiendo a el Diablo en el poleman más joven de la historia (Márquez lo fue con 20 años y 62 días y Fabio, con 20 años y 14 días), sino que, además, puso a su lado a Franco Morbidelli y redondeó el show haciendo que el equipo satélite de Yamaha copase la primera línea de salida del GP mientras los oficiales, los pata negra, Maverick Viñales y Valentino Rossi, partirán desde la segunda y quinta fila, respectivamente.

TAN FELIZ

Márquez, que le da «cero importancia» a la inmensa colección de récords que posee, todos ellos fruto de su precocidad (si Quartararo gana hoy, también le arrebatará el de ganador de GP más joven), estaba ayer tan feliz como siempre «o más». La razón no es otra que sabe que ni el Diablo ni Morbido son rivales para el título, «aunque mañana (por hoy), en las primeras vueltas, van a estar ahí, con nosotros, sobre todo si no hace sol y todo se iguala».

La felicidad del campeón (45 puntos) la provocó que el líder, Dovi (54), arranca desde la segunda fila; que el Doctor, segundo del Mundial (51), aparecerá en parrilla en la quinta y que Rins, tercero (49), cerrará la tercera fila. Nada de todo eso garantiza nada, por supuesto, y menos en una parrilla donde del puesto 1 al 21 (Karel Abraham) hay menos de un segundo. Pero Márquez prefiere que sus rivales al título («yo solo pienso en el objetivo final, aunque solo llevemos tres carreras») tengan que remontar, mientras él trata de hacerse («ritmo tengo para conseguirlo») con el control del pelotón.

CAÍDA DE LORENZO

Márquez, que vio caerse ayer a su colega Jorge Lorenzo («ya se lo he dicho: ahora ya sabes por qué me caigo tanto, nuestra Honda es muy crítica»), piensa tanto en el título que firmaría «que ganase Quartararo, si quiere, yo quedar segundo y Dovi tercero, o cuarto, o quinto». Pero todo el mundo cree que la carrera de hoy será tremenda y a los magníficos y candidatos de siempre se añadirán estos jóvenes rebeldes que, algún día, debían despuntar.

«Eso sí, si hace sol (y el hombre del tiempo, bueno, el móvil, dice que hará sol), la cosa se les complicará a estos chicos pues, entonces, la carrera se convierte en más técnica, más tacto con el gas, hay que entender los neumáticos y no será fácil, no, cogerle el tacto al asfalto. Ahí, la experiencia jugará a nuestro favor», añadió Márquez por lo bajini.

Quartararo y Morbidelli lo saben y ayer lo reconocieron, pero que les quiten lo bailao. El protagonista definió la sensación como «increíble» y recalcó que «cuando quitas un récord a quien es la referencia del motociclismo mundial actual es un placer increíble». La carrera será otra historia.