La escena retrata no solo lo sucedido ayer en el trazado japonés de Motegi, sino lo que el futuro puede deparar a una familia que ya empezó a acariciar la historia cuando colocó a sus dos hijos al frente de dos Mundiales. Nunca antes hubo dos hermanos liderando la competición. Jamás. Y, claro, mucho menos dos campeones del mundo.

La escena, repito, se produce detrás del podio de MotoGP. Escondido, disimuladamente, está Juliá Márquez, el padre de las criaturas. Carmelo Ezpeleta, máximo responsable del Mundial, lo ve y, antes de felicitar al nuevo bicampeón, estrecha la mano de papá Márquez. "¡Uf, que nervios, Carmelo, que nervios!" "¿Nervios?", le pregunta, sugiere, exclama Ezpeleta. "Sí, sí, muchos nervios", replica Juliá. "¡No, hombre, no, los nervios de