1. Ausencia de carácter a falta de juego y acierto

Muchas veces sucede que es peor la forma que el fondo. La derrota es siempre una posibilidad en el deporte, por eso conviene valorar también cómo se obtienen los resultados que, por norma general, son consecuencia del trabajo y la actitud de un equipo. En el caso del CAI Zaragoza, la imagen ofrecida en las últimas jornadas dista mucho de ser la de un equipo competitivo y comprometido. Las piezas del engranaje han ido desencajándose y, a falta de juego y acierto, apenas se ha visto aparecer el carácter. "Hay que trabajar día a día, bajar el culo en todos los entrenamientos", reclamaba la semana pasada José Luis Abós, al que el domingo, en San Sebastián, se le vio gritar desesperado reclamando mayor intensidad. El cambio de actitud del equipo se antoja esencial.

2. Cambios y lesiones en el juego interior los últimos dos meses

La plantilla del CAI Zaragoza se ha visto alterada en los dos últimos meses por el mismo flanco: el juego interior. Hace dos meses, José Luis Abós podía alinear a Jones y Shermadini y, durante el último mes, no ha podido contar con ninguno de los dos. En este tiempo ha sufrido especialmente en el rebote. El georgiano puso rumbo al Olympiacos a finales de febrero y su lugar lo ocupó Norel, todavía recuperándose de la grave lesión de rodilla que sufrió hace un año. A finales de marzo, Jones tuvo que pasar por el quirófano y su lugar lo ocupó Ben McCauley. Sin el texano, el CAI cayó en tres de los cuatro partidos disputados, imponiéndose únicamente al Barcelona. Jones regresó el domingo en San Sebastián y fue el mejor del equipo, lo que resultó insuficiente para plantar cara al Gipuzkoa Basket.

3. La irregularidad de jugadores que aparecen y desaparecen

La mayor virtud del CAI Zaragoza radica en su fuerza como grupo, en que el todo suma más que las partes. Claro que las partes han de sumar algo porque, si dejan de hacerlo, el rendimiento colectivo acaba resintiéndose como le está pasando ahora al equipo aragonés. Dos de los ejemplos de jugadores que, por su importancia en el grupo, acusan una irregularidad alarmante son Sanikidze y Rudez. El georgiano es capaz de irrumpir con fuerza y volar por los aires contra el Barcelona y pasar desapercibido los tres siguientes partidos. El croata atraviesa ahora un bache en sus porcentajes de acierto y el equipo lo echa de menos. Caso aparte es Jonathan Tabu, que firmó ante el Barcelona su mejor partido con el CAI para acabar los dos siguientes con valoración negativa. Demasiada irregularidad.

4. Una pareja de bases que no termina de asentarse

Uno de los cambios más radicales en la plantilla del CAI Zaragoza el pasado verano fue el de la dirección de juego. La marcha de Van Rossom a Valencia hizo pasar a Pedro Llompart de segundo a primer base del equipo y, para acompañarle, llegó otro belga, Jonathan Tabu. Llompart, en su etapa de madurez como jugador, ha ido asumiendo la responsabilidad también con ciertas intermitencias en su juego, desde luego perdiendo las comparaciones con Van Rossom, aunque más irregular aún está resultando Tabu. El belga ha demostrado ser mejor anotador que director de juego, aunque tampoco tiene regularidad en el acierto. El CAI Zaragoza es uno de los equipos que más balones pierde por partido (una media de 13,28) y muchos de ellos parten del inicio de una jugada que se transforma en una canasta fácil del rival.

5. Vuelve la peor versión fuera de casa con derrotas abultadas

Una de las cuestiones en las que este equipo había dado un paso al frente con respecto a pasadas campañas era en su rendimiento fuera de casa. Competitivo siempre, el CAI había igualado su mejor marca de triunfos lejos de Zaragoza, siete, con su victoria en Manresa y con seis jornadas más por delante. Sin embargo, sus tres últimas salidas se han saldado con derrotas muy abultadas, sin opciones de triunfo, y con las sensaciones que parecían perdidas de otras campañas. El CAI cayó en Sevilla con un primer cuarto para el olvido (22-3), fue vapuleado en Badalona (82-57) y cayó con claridad en San Sebastián tras superar fases de hasta 20 puntos en contra. Recuperar el pulso viajero es imprescindible para entrar en playoff, puesto que el CAI necesita tres victorias más y solo le quedan dos encuentros en casa.

6. Una media anotadora por debajo de la del colista Valladolid

Como causa y como consecuencia del bache que atraviesa el CAI Zaragoza están las diferencias estadísticas con respecto a hace un mes. La más significativa es la pérdida de puntos que ha experimentado el equipo hasta el punto de que, en las últimas cinco jornadas, su media anotadora está por debajo de la del colista y ya descendido Valladolid. Hasta el encuentro en Manresa en la vigesimocuarta jornada, el CAI promediaba 78,8 puntos por los 68,8 que ha logrado en los últimos cinco partidos. También encaja más, ha pasado de 74,3 a 80,8, lo que convierte el balance positivo de antaño en negativo.

Los porcentajes de acierto se han visto reducidos sensiblemente. El CAI acumulaba un 54% de acierto en tiros de dos que ahora es un 47%, mientras que desde los 6,75 metros ha pasado de un 38% --la tercera mejor marca de la competición-- a un 32,6%. Esos problemas se pusieron de manifiesto el domingo en San Sebastián, donde el CAI solo pudo anotar 24 puntos al descanso. También en valoración ha descendido notablemente el CAI, pasando de 87,6 a 68,2.