El Tour, la principal cita mundial del ciclismo y la única gran prueba deportiva que sigue manteniendo sus fechas confirmadas este verano, vive pendiente del coronavirus pero con una doble perspectiva; la principal, que la pandemia esté controlada a finales de junio y la posibilidad de retrasar el inicio de la carrera tras la anulación de los Juegos Olímpicos.

Si no hay cambios, lo que en estos momentos se presume como muy complicado, la carrera ciclista empieza el sábado 27 de junio en la ciudad de Niza que ahora, como el resto de Francia, está confinada por la pandemia. El Tour 2020 finaliza como es tradicional en la avenida de los Campos Elíseos de París, el domingo 19 de julio. La organización podría contemplar un retraso para que los corredores, confinados en países como España y sin posibilidad de salir a la carretera a entrenar, tuvieran más tiempo para prepararse, en el supuesto de que en el mes de junio, o antes, comenzasen a levantarse las restricciones.

Declaraciones en Francia

Esta semana, el diario 'Le Parisien' recogió las declaraciones de la organización del Tour en las que aseguraba que la prueba iba a celebrarse en las fechas programadas, aunque con la posibilidad de establecer importantes restricciones para la seguridad tanto del público como de los corredores. Entre otras propuestas que se estudían estarían la eliminación de la caravana publicitaria que mueve más de 400 vehículos cada día por delante del pelotón, la suspensión del 'village', la zona acotada donde los patrocinadores muestran sus productos y los invitados degustan la gastronomía local, y serias limitaciones en el acceso y contacto con los corredores.

El Tour adelantó una semana el inicio (en vez de comenzar el 3 de julio) para no coincidir con los Juegos. Estaba previsto que los ciclistas se desplazasen directamente desde París a Tokio e, incluso, varios equipos y federaciones ya habían reservado plazas de 'business class' para que los corredores pudieran desplazarse a Tokio con comodidad el mismo domingo a la finalización de la ronda francesa.

La fecha del 3 de julio

La idea del Tour, según ha podido saber este diario, se decantaría, de no poder mantener las fechas previstas, en retrasar la prueba una semana para comenzar el 3 de julio y finalizar el 25 de julio. A diferencia de los Juegos, apenas mueve a 200 deportistas y solo hay que contemplar los permisos administrativos en materia de seguridad y control de carreteras, y mover las fechas en las reservas hoteleras. No hay infraestructuras creadas, al margen de las vallas y dispositivos móviles que se montan y desmontan cada día por lo que, en este aspecto, da igual llegar a una ciudad o montaña en concreto con una semana de retraso.

Difícilmente, según las mismas fuentes, el Tour contemplaría un retraso más allá del 3 de julio ya que el deseo es que la prueba se corra en julio y no ocupe fechas de agosto. Además, de este modo, con la pandemia bajo control, no habría necesidad de retrasar la Vuelta, que empieza el 14 de agosto, coronavirus mediante, en la ciudad holandesa de Utrecht. La ronda españoa también es propiedad del Tour.

ASO, la empresa organizadora, ya ha cancelado, de momento, la París-Roubaix, la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja. A principios de junio tiene programado el Critérium del Dauphiné donde está previsto que se retome la competición oficial de ciclismo si el drama del coronavirus lo permite. Los corredores, de reiniciarse la temporada en junio, solo dispondrían de tres carreras -la Vuelta a Suiza y el Tour de Occitania, al margen del Dauphiné- para preparar el Tour, y también de los campeonatos nacionales, ya que se ve muy complicado asignar fechas de junio, siempre que las circunstancias sanitarias lo permitan, a las carreras anuladas esta primavera.