Será difícil que en los próximos años alguien se atreva a cuestionar la hegemonía de Estados Unidos. La contundencia con la que dominó la final del Mundial frente a Serbia (129-92) y su arrolladora trayectoria durante todo el campeonato demuestra que la selección estadounidense está a otro nivel, es un rival inalcanzable ahora para el resto de equipos.

"Cuando hace nueve años cogí el equipo, nos marcamos dos objetivos. El primero, ganar medallas, por supuesto. Pero el segundo era igual de importante: ganarnos el respeto del resto del mundo. Y creo que lo hemos hecho a través del respeto al baloncesto", afirmó Mike Krzyzewski. El técnico de la universidad de Duke ha liderado la regeneración de EEUU, equipo imbatido desde hace ocho años (desde la derrota ante Grecia en el Mundial del 2006) y el primero capaz de encadenar dos títulos olímpicos (Pekín y Londres) y dos mundiales.

Tan significativo como el título, además, es que EEUU se ha impuesto a sus rivales sin necesidad de los grandes nombres como Lebron James o Kevin Durant y con una nómina renovada. Harden y Davis son los únicos que permanecen del equipo campeón olímpico en Londres. Jerry Colangelo, el responsable de USA Basketball, asegura que esta será la base del equipo para los Juegos de Río, el próximo objetivo de EEUU.