Su equipo ganó en un momento de dificultad extrema, de máxima tensión, pero Oscar Quintana no perdió su estilo sereno y tremendamente realista. Lo de ayer fue una ventana de luz en un principio de temporada oscuro, complejo, y así lo reconoció el técnico cántabro. "Hemos dado un paso pequeño siendo más equipo y más bloque, todos aportando y sumando cosas positivas para el grupo. Se ha juntado el querer con el saber", dijo Quintana después de lograr la tercera victoria, espantar los fantasmas de la destitución y abrir una puerta de la esperanza a la salida de la crisis.

Quintana siempre ha estado tranquilo. Y más esta semana cuando ha visto a su plantilla trabajar como nunca, implicarse, darlo todo en los entrenamientos. Ayer, en el partido de Tarragona, salvo alguna excepción, la actitud de los jugadores fue sobresaliente, magnífica. "Hemos vivido una semana difícil, pero el equipo ha trabajado muy bien. En el partido de hoy (por ayer) hemos sabido superar la ansiedad, las rachas de aciertos y desaciertos y momentos de más o menos justicia. Hemos logrado llevar la iniciativa y aprovechar nuestras ventajas", añadió el entrenador del CAI Zaragoza, que afronta una semana de paz para recibir al Murcia, donde el equipo puede dar un salto de calidad y de ánimo si consigue el triunfo.

EL ASCENSO El objetivo del club es inamovible: el ascenso. Para ello ha construido una plantilla con muchos nombres (algunos de ellos todavía están en paradero desconocido) y que, en el primer momento de crisis, acertaron a tomar el camino correcto. La mirada ya está puesta en el próximo viernes con la visita de Andre Turner y compañía. "Nuestras aspiraciones son muy grandes --desglosó Quintana--. Pero sabemos que hemos de ir pasito a pasito y jugar al baloncesto con el deseo que lo hemos hecho aquí. De esta manera, por este camino, podremos crecer como equipo e ir a más", aventuró.

El CAI Zaragoza sumó su tercer triunfo, mejoró en lo colectivo, mejoraron varios jugadores, aunque aún dejó lagunas: el equipo volvió a conceder demasiados tiros libres (39 de los que el Tarragona sólo consiguió transformar 27) y volvió a ser inferior en el rebote por el mal partido de Brown (27 capturas propias por 29 del rival). Eso sí, el número de balones perdidos fue inferior al de otras veces (12), aunque esa cifra todavía tiene margen de mejora.