Luis Oliver Albesa no es un desconocido en Zaragoza, donde aterrizó en los años 80 y en la que sigue manteniendo actividades económicas junto a su hermano Fernando, que sigue residiendo en la ciudad. En 1986 abrió en Zaragoza una empresa que prestaba servicio de seguridad, Tucri SA, cuya inscripción fue cancelada un año después por el Consejo de Ministros a causa de sus numerosas infracciones. Pero Oliver siguió durante años con sus actividades en estas empresas, con diferentes nombres y sedes, mientras decidía presentarse a las elecciones del Real Zaragoza. Fue en 1988, su primer contacto con el fútbol y con el club aragonés, tras la dimisión de Miguel Beltrán.

Tras una campaña electoral muy tensa y con descalificaciones por parte de todos, José Ángel Zalba se hizo con la presidencia del club, que ya había ostentado en los años 70. A Oliver se le acusó entonces repetidamente de estar vinculado con grupos de la extrema derecha, algo que estuvo desmintiendo constantemente y con rotundidad hasta el mismo día de las elecciones. Por el camino habían quedado otros candidatos como Javier Tello y Joaquín Pérez Clemente. La pugna final en las urnas de La Romareda enfrentó a Zalba con Oliver, que entonces tenía solo 25 años, y que propuso un estilo de campaña muy diferente.

Para empezar, el navarro se llevó del brazo a Blas Armando Giunta, un reconocido futbolista argentino que procedía de San Lorenzo de Almagro. Oliver lo contrató para desembarcar como primera estrella del nuevo Zaragoza, pero nunca vistió la camiseta del equipo aragonés. Zalba no lo quiso y acabó cedido en el Murcia, donde tampoco destacó pese a tener buen cartel y ser un jugador de notable calidad. Giunta tuvo que regresar a su país y triunfó en Boca Juniors y en la selección, con la que conquistó la Copa América en 1991. Ese mismo año, Oliver compraba a Félix Baztán el diario deportivo aragonés Stadio Sport, que un año más tarde cerraría.

Mucho antes, el 27 de noviembre de 1988 y coincidiendo con un Zaragoza-Logroñés, había caído en las urnas con bastante claridad. Fueron unas elecciones extrañas, con un participación de solo el 41 por ciento --votaron 6.936 socios de los 16.670 con derecho a participar-- y en las que Zalba sumó 4.265 votos por los 2.606 de Oliver. Esa derrota le apartó del fútbol durante muchos años. No reapareció hasta su entrada en el Xerez a finales de los noventa, la posterior y breve aventura en el Cartagena y la última en el Betis. Ninguna de sus presencias, desde luego, ha estado libre de polémica.

Oliver siempre ha generado suspicacias y críticas en su trayectoria económica, ya sea en constructoras, en compañías de servicios, en inmobiliarias, en empresas de seguridad, en clubs de fútbol... Su historial es poco alentador. Ha acumulado muchas denuncias en sus diferentes actividades por sus constantes irregularidades. Sorprende al mismo tiempo su habilidad para sortear vituperios y acusaciones. Pase lo que pase, Oliver siempre sale adelante.