--¿Cómo fue su fichaje por el Real Zaragoza en 1978?

--El Real Zaragoza hacía la pretemporada en la antigua Yugoslavia, en Pirot, y yo estaba camino de Estambul para cumplir mi contrato con el Fenerbahce y recuerdo que Vujadin Boskov preguntó a otro entrenador porque buscaba un jugador de mis características y me llamaron. Fuimos a Pirot y en una cena con Chomin (utillero) y Manolo Villanova firmamos el contrato en una servilleta

--¿Como Messi?

--(Risas) Más o menos, era un precontrato.

--¿Por qué no volvió a Turquía?

--Fuimos campeones de Turquía, fui elegido mejor jugador de la Liga aquella temporada y tenía un año más de contrato, pero había problemas políticos, hubo un golpe militar y como tenía familia e hijos me asusté. Con Boskov me unía una gran amistad de cuando era seleccionador de Yugoslavia y acepté su llamada.

--Boskov dejó una gran impresión. ¿Era un entrenador revolucionario o el fútbol español estaba todavía atrasado?

--Boskov fue un gran profesional y todo el mundo recuerda su tiempo con él. Si preguntas a cualquier jugador del Real Madrid, incluidos Del Bosque, Camacho y toda esa generación, hablan maravillas de él porque Boskov además de gran entrenador era un padre para el jugador, te aconsejaba cosas de la vida. Y por supuesto ha sido un entrenador con mucho prestigio.

--¿Fue él quien le reconvirtió de extremo a líbero?

--No, yo empecé de extremo y en el Zaragoza jugué de libre, pero en el Fenerbahce también jugaba en el centro del campo y marcando goles.

--De hecho, en el Real Zaragoza debutó con gol.

--Sí, pero hay otra historia porque el primer partido jugamos en Huelva. Fui con el equipo pero no podía jugar porque no llegó el tránsfer, perdimos 3-0 y luego a la vuelta estaba muy asustado porque había venido con la familia y el presidente, Sisqués, me dijo 'Radomir, tú no te preocupes, eres jugador del Real Zaragoza'. Tuvieron una reunión en Suiza y al final consiguieron mi tránsfer. Y luego sí que mi debut fue en casa contra el Celta, un 2-1, marqué el primer gol y luego en una jugada en la que ellos casi marcan yo saqué el balón sobre la línea. Así que puede decirse que empecé con el pie derecho.

--¿Cómo era el Antic jugador?

--Técnicamente era bueno, físicamente me cuidaba mucho. Para esa generación fui un poco espejo de Europa porque estaban pasando cosas en Yugoslavia o Turquía y siempre hablábamos de lo que pasaba por ahí porque España era un poco cerrada. Siempre salía con el balón jugado desde atrás, con buen sentido de combinación y siempre marcaba seis o siete goles. A final de temporada fui elegido el jugador más rentable de la Liga española.

--¿Cómo fue su relación con la afición?

--Yo me notaba como un maño más. Recuerdo mis primeras experiencias en la Ciudad Deportiva, nuestras mujeres hablaban con el diccionario y de verdad que fuimos una familia. Y en eso Boskov jugó un papel enorme.

--¿Qué vestuario se encontró?

--Había muchos jugadores importantes, como Arrúa, y gente de la casa. Luego llegó Badiola y Valdano vino como su acompañante y luego se convirtió en estrella. Eso fue el segundo año, en el primero estaba Camus con el que tengo una anécdota que repito mucho. Entonces hacíamos una concentración en Zuera antes de los partidos y nos permitían beber un vaso de vino en la comida y en aquella época yo no tomaba alcohol. A mi lado se sentaba siempre Camus y, cuando se acababa su copa, me la cambiaba por la mía y se tomaba las dos (risas).

--¿Le llamaban 'el ruso'?

--Eso era mi gran amigo, mi hermano Juan Luis Irazusta (risas) porque teníamos la costumbre de ir a tomar algo después de los partidos porque eran victorias para celebrar (risas).

--El equipo estaba recién ascendido y logró la permanencia.

--Todo el mundo hablaba maravillas de nuestro fútbol porque no éramos inferiores a nadie e hicimos una muy buena temporada. De hecho después de eso eligieron a Boskov como entrenador del Madrid.

--La segunda temporada su técnico fue Manolo Villanova.

--Fue una temporada aceptable y como terminaba contrato tuve una oferta para marcharme. Es cierto que me hubiera gustado quedarme y tengo una foto en mi casa de montaña, cuyos planos me hizo un directivo del club, de una pancarta en la que pone 'Antic sí, Trobbiani no'. Buscaban un jugador de otras características y bueno... Para mí Zaragoza es mi segunda casa.

--Dijo que volvería como entrenador. ¿Lo tenía claro?

--Es cierto que fueron dos años magníficos porque también Elena, la mujer de Boskov, nos recomendó llevar a los niños al colegio Británico y ellos también estaban muy contentos, hicieron muchos amigos.

--¿Era su primera experiencia en España?

--Sí, aunque mi primera vez fue en el año 71 con el Partizan para jugar un torneo naranja en Valencia. Imagínese, Yugoslavia era un país comunista y España, con Franco, fascista. Había mucha incertidumbre de cómo podríamos ir y teníamos que tener cuidado, era muy diferente.

--Cumplió y volvió como entrenador en 1988.

--Hubo polémica pero cuando estaba en el Partizan terminé la universidad deportiva, de fútbol, y tenía el diploma de entrenador, pero Cruyff no lo tenía y nos metieron en el mismo saco los entrenadores españoles para tener más posibilidad de trabajar. Esta llamada vino porque Agustín Natalias y el presidente Miguel Beltrán tomaron la decisión. Cuando me llamaron no pude decir que no.

--¿El club había cambiado?

--Sí porque habían pasado muchos años. Para mí fue una experiencia enorme. El Real Zaragoza tenía problemas y yo tenía que recuperar la ilusión perdida. Recuerdo que hicimos una grandísima temporada, contando con gente joven. Siempre me llamó la atención una cosa, Zaragoza es la capital de Aragón y me preguntaba por qué no se podían fichar jugadores como Belsué, Villarroya, Vizcaíno... gente joven de otros equipos de la comunidad. Terminamos quintos, nos clasificamos para la UEFA y nunca olvidaré la temporada siguiente, cómo nos robaron los alemanes en Hamburgo, las dos expulsiones... También hay que decir que el primer año tuvimos una desgracia porque se lesionó Sirakov y no pudimos contar con él y el club lo había fichado como gran refuerzo. Era el máximo goleador de Bulgaria y uno de los mejores de Europa.

--Cuando llegó al equipo había cinco marginados.

--Lo solucionamos enseguida porque yo tenía muy claro que tenía que formar un equipo unido. Fuimos a Biescas a hacer la pretemporada y de verdad que hicimos un trabajo fenomenal que luego se vio reflejado.

--¿Dijo: Nunca perderemos 1-0, prefiero arriesgar?

--Eso es (risas), no me gusta ser inferior a nadie, es mi carácter desde el principio porque en el fútbol no voy a esperar al minuto ochenta y tantos para perder 1-0 y no hacer nada por ganar el partido, eso no va conmigo.

--¿Apostó por los jóvenes?

--Sí, también teníamos al buque insignia del fútbol aragonés, Juan Señor, que también desgraciadamente el segundo año tuvo que retirarse por problemas cardíacos. Recuerdo una frase porque perdimos el segundo partido en Pamplona (3-0) y yo vine con la idea de tener una reunión después de cada partido para analizar y ver los errores y no repetirlos. Le decía a Señor que no podía perder el balón en su propio campo y él me dijo 'míster, no puedo estar de acuerdo con usted, le contesté ¿y eso?, 'porque yo he salido con toda la ilusión del mundo a hacer el mejor partido de mi vida pero no pudo ser porque tuve mala suerte'. Creo que la mentalidad española es un poco esta, siempre se busca una excusa, es mala suerte y eso no se puede discutir porque lo justifica todo.

--¿Retrasó a Señor de posición?

--Tuvimos varias apuestas de acuerdo para buscar un mejor rendimiento, pero también hay que destacar que en aquella época tuvimos un equipo muy compensado. Y las alternativas de Pablo Alfaro, Salillas, Salva... muchos jóvenes que luego se hicieron hombres.

--¿Eligió usted a Víctor Fernández como segundo?

--Sí. Leí a Zalba decir que él me ponía el carnet de entrenador y no es cierto, es una mentira como una catedral. Yo buscaba un hombre joven, con ilusión, y él había trabajado en el Casablanca muy bien y yo buscaba algo así.

--Acabaron quintos.

--Y no solo esto, creo que hicimos un fútbol muy atrevido y en el que nunca fuimos a defender el resultado, siempre a marcar un gol más que el rival. La Romareda siempre estaba llena y la afición siempre nos apoyaba.

--¿Por qué fichó a José Luis Chilavert?

--Queríamos adelantar la defensa y buscamos un portero de esas características y tenía una buena recomendación por un amigo mío serbio. Chilavert fue algo nuevo para el fútbol en general porque tiraba los penaltis y fue una persona con carácter, siempre ganador. Estaban Cedrún, Vitaller, pero eran porteros de otras características.

--¿Tuvo muchas discrepancias con el presidente Zalba?

--No voy a entrar en eso. Hubo discrepancias, por supuesto. Él vino no sé por qué, se marchó Miguel Beltrán y él quiso intervenir en algunos fichajes, trajo a Redher, un peruano, por ejemplo, pero yo mi independencia como entrenador la he mantenido con todos los presidentes que he tenido en mi vida. Fuimos a la pretemporada a México, lo recuerdo porque iba a las fincas de amigos suyos y estas cosas.

--¿Sigue al Zaragoza?

--Voy siempre que puedo. La última vez fuimos para llevar mis nietos a ver la procesión y visitamos el Monasterio de Piedra. Siempre que iba con otros equipos visitábamos el Pilar.

--¿Cuando viene la gente le sigue recordando?

--Todavía me recuerdan y me dicen 'qué elegante era jugando'. Yo soy siempre entrenador, no soy hincha solo de resultados, me gusta el contenido y más cosas. Y ahora es verdad que estoy sufriendo por el Real Zaragoza. Vi el partido contra la Ponferradina y no podía creerlo, que un equipo como la Ponferradina tenga un delantero centro brasileño que hace el partido de su vida y nosotros no tengamos un jugador de estas características.

--¿Cómo ve el club?

--De mal en peor, porque el campo siempre está afectado con cosas extradeportivas y es evidente que el Real Zaragoza estos últimos diez años con el proyecto de estadio nuevo, cambio de propietario y sumando que lo deportivo no ha sido bueno... Pero el ambiente parece que va de mal en peor porque no pasa una semana en la que no haya un conflicto o un tema que luego afecta al campo.

--Usted jugó con Víctor Muñoz.

--Fue nuestro chico, empezó a jugar con nosotros y tenemos una gran relación. Víctor tiene que cambiar esto porque tiene mucha experiencia y estoy seguro de que va a saber reconducir este ambiente. Por mi parte, de verdad, si puedo ayudar en algo, me gustaría que fuéramos todos conscientes de que no le estamos haciendo ningún bien al Real Zaragoza. Tenemos que dejar todos el ego a un lado para mejorar y terminar la temporada, luego habrá tiempo de tomar decisiones y reconducir la sociedad.