Jon Rahm dejó pasar un segundo, dos tres, diez, esperando que la bola perezosa decidiese caer en el hoyo 18 y salvar así el par. Pero ni los gritos de incredulidad del público del Royal Portrush (entregado al vasco desde que empezó este Abierto Británico) cuando las pantallas gigantes del campo mostraron lo cerca que se había quedado provocaron el último giro de la bola, que asomada al abismo esperó paciente a que el de Barrika le diera el último golpe, el 68ª de la jornada, el más amargo para él.

Amargo porque Rahm había llegado este sábado al último hoyo de la jornada con cinco birdies (en los hoyos 2, 8, 14, 16 y 17) por un solo bogey (6), en un extraordinario final de recorrido que le había devuelto a la pelea por la victoria. Este domingo partirá desde la 8ª posición, a 9 golpes del líder, el irlandés Shane Lowry, que hizo olvidar al público la eliminación del ídolo local, Rory McIlroy. Sus 8 birdies le permitirán salir mañana con un -16, cuatro golpes menos que el inglés Lee Westwood y a seis de JB Holmes.

MALDITOS 'PUTTS'

"Estoy muy decepcionado. Ha sido más de lo mismo, he jugado muy bien desde el tee hasta el green y solo he metido dos putts en todo el día", lamentó Rahm. "Hasta el 14 he jugado bien, aunque no he podido meter ni un solo putt de birdie. La diferencia entre los que están arriba y yo son esos putts, aunque ha habido muchos muy buenos y muy cerca".

El vasco se viene recetando paciencia durante todo el torneo (el viernes, su peor día, se rehizo de un doloroso doble bogey en el 2), y este sábado se aplicó el cuento, más que por recuperar el bogey del 6 por no angustiarse al ver que no se sumaba al festival de birdies en que se convirtió el links norirlandés aprovechando la mejoría meteorológica (este domingo vuelve a empeorar).

Su momento acabó llegando cuando a su elevado índice de acierto para buscar el green se le sumó la suerte con el putt en los hoyos más complicados del campo. En el 14 embocó desde 6 metros y en el 16, no por nada llamado Calamity Corner, sumó el cuarto birdie del día, que encadenó con el del 17. En el 18 se fue a la arena, pero el approach le dejó de nuevo con opciones de par. Un gramo de fuerza más en el impacto y Rahm se hubiera ido con una sonrisa de oreja a oreja a la casa club. Pero se marchó contrariado, pese a tener al alcance de la mano el top 10 en el único major en el que, a los 24 años, aún no lo ha conseguido.

71 GOLPES DE SERGIO GARCÍA

"Mañana será cuestión de jugar bien y esperar que los líderes no jueguen bien. En cualquier caso, voy a tener que jugar con bastante agresividad para recuperar muchos golpes", señaló Rahm. El otro español superviviente, Sergio García, entregó una tarjeta de 71 golpes para seguir bajo el par (-1). "Está muy lejos la cosa para ganar. Intentaré jugar bien, acabar lo mejor posible y a ver si puedo hacer una vuelta decente y ver dónde nos quedamos", dijo 'el Niño'.