La inercia positiva se ha roto. Hubo un bofetón de tremendas magnitudes ante el Numancia en la fatídica promoción de ascenso, pero el Real Zaragoza había comenzado muy bien, tanto que parecía una prolongación en cuanto a buena imagen (y resultados) del curso pasado. Dominaba, generaba ocasiones, sometía a los rivales y, lo que es más importante, no perdía.

Era una asignatura pendiente de los últimos cursos el estar arriba desde el primer momento y no ir a remolque. El fútbol no es matemático, pero las inercias guían el camino y urge una reacción ante el Albacete a domicilio (21.00 horas, Gol) para darle la vuelta a la situación y no sumar tres derrotas seguidas. Y no es el mejor rival al que enfrentarse en este momento de la campaña por su condición de tercer clasificado y de invicto. A cambio, nunca ha perdido el Real Zaragoza en el Carlos Belmonte en la categoría de plata.

No sería catastrófico, porque esto es muy largo, como entona el grueso de la plantilla y el entrenador con insistencia, pero las dos derrotas ante el Almería y el Lugo que suma el Real Zaragoza, esos dos burdos pinchazos, no encienden las alarmas, pero sí que han iniciado un runrún molesto, sobre todo por las formas. El partido ante los gallegos fue la consagración de un añejo problema, mucho anterior a Idiakez: al conjunto aragonés le cuesta Dios y ayuda responder con eficacia a planteamientos ultradefensivos.

Contra el Albacete el propio técnico donostiarra reconoció que por su forma de jugar, sus jugadores (que tratan con mimo la pelota) y el hecho de jugar en casa, no espera un encuentro cerrado, lo que invita a que el Real Zaragoza no sufra tanto para superar líneas y llegar a la portería rival. Le puede beneficiar, al equipo en general y al tridente ofensivo en particular, no ser el dueño del balón y reencontrarse con esa versión eléctrica a la contra que tan buenos resultados le dio en el arranque de la temporada. Por ver está si con el famoso rombo o formando los tres en línea.

Eso sí, las prestaciones defensivas también han bajado, con numerosos errores individuales en el medio y la retaguardia. El Albacete no es precisamente el mejor adversario para medir a la defensa, ya que es el equipo más goleador hasta ahora con once tantos, los mismos que Las Palmas.

El Albacete, de dulce / Como es costumbre en él, Idiakez no ha dado ninguna pista sobre el once que pondrá en el Carlos Belmonte, pero sí que habrá cambios, principalmente porque Buff, que fue titular ante el Lugo, no está ni convocado. El problema de las bajas, con especial virulencia en el centro del campo, sigue latente. Javi Ros, Zapater y Buff no funcionaron ni en la segunda parte de Almería ni en la primera ante los gallegos, cuando el suizo fue sustituido en busca de soluciones y de la remontada. La buena segunda mitad de Papu y el estilo ofensivo del Albacete le convierten en una alternativa muy seria por su verticalidad, aunque Soro o Pep Biel, siendo favorito el ejeano, también pueden entrar.

Eso dejaría a Javi Ros como pivote, ya que una defensa con Grippo y Perone con Verdasca en la parte baja del rombo del centro del campo no es, a priori, una solución muy eficaz para sacar el balón desde atrás. Otra incógnita es ver si Eguaras entra en la convocatoria por primera vez y tiene sus primeros minutos de la temporada. Estuvo a punto la semana pasada, pero se quedó fuera.

El Albacete llega en estado de gracia y con su mejor arranque en Segunda. Ramis ha confeccionado un bloque alegre y con espíritu ofensivo que le está dando réditos y puntos. Eso sí, no podrá contar con Susaeta, un especialista a balón parado, por una rotura muscular de grado 3 y es seria duda Tomeu Nadal, su guardameta titular, por problemas gástricos.

Cuenta con mucho potencial, especialmente de medio campo hacia arriba con nombres como Bela, Acuña, Zozulia, Eugeni o los exazaragocistas Ortuño y Febas. El de Almacellas se está reencontrando con su mejor versión y es un fijo para Ramis. No ha perdido aún y va tercero, por lo que es el mejor acompañante para medir la reacción zaragocista.