El Real Madrid ha puesto a la ACB entre la espada y la pared, en un brete del que es imposible salir airoso, después de la extraordinaria polémica con la que se resolvió la final de la Copa del Rey. Como un atracador pertrechado en un banco que necesita ganar tiempo, el club presidido por Florentino Pérez ha elevado a la asociación unas exigencias que sabe de antemano que no se van a cumplir.

A medio camino entre la pataleta rabiosa y la amenaza del que se siente poderoso, el Madrid ha deslizado la amenaza de abandonar la ACB. Después de casi 24 horas y arrastrada por la corriente de los ríos de tinta que se han escrito sobre la polémica y las quejas, la ACB reaccionó a última hora de la tarde con una valoración general del torneo de su presidente, Antonio Martín, que no ignoró controversia: «Es evidente que han existido varios errores arbitrales graves al final del partido», declaró Martín, antes de reconocer implícitamente también el fallo en contra del Barça segundos antes: «Ha habido acciones que por reglamento no se pueden revisar por el Instant Replay y en las que no debería caber el error», publicó ACB.com.

El Madrid había exigido una corrección pública de la Liga respecto a la actuación arbitral, sobre los que pedía sanciones duras y drásticas, desde su expulsión, hasta que no les vuelvan a dirigir en ningún partido. El colectivo arbitral, atacado desde todos los frentes, reaccionó también a través de la Asociación de Árbitros, AEBA, en consonancia con la ACB: «Reconocemos la existencia de errores graves en el final del partido. Aceptamos y acatamos las decisiones que pueda tomar la ACB en relación a dichos errores», dice el comunicado antes de implorar cordura entre la enajenación colectiva: «No dejamos de ser humanos y cometemos errores, pero detrás de cada error hay un árbitro que es persona y que sufre, como el que más, el fallo cometido», expresa el colectivo.

No es la primera vez que las pretensiones de la Euroliga, en constante batalla con las competiciones nacionales, y los intereses económicos que se esconden detrás han tentado al Madrid a desligarse de la asociación de clubes de baloncesto española. Aunque tampoco es menos cierto que para que esa separación se lleve a cabo tendrían que darse multitud de complicados condicionantes, con votaciones, estatutos e indemnizaciones por medio.

POSIBLES REPERCUSIONES

Florentino visulizó las imágenes junto a los comparecientes antes de la rueda de prensa del jefe de la sección de baloncesto del club, Juan Carlos Sánchez, para denunciar lo que ellos consideran una persistencia intolerable en los fallos arbitrales contra el Madrid.

Entre el circo en el que crecen los enanos que se ha convertido el desenlace de la Copa, el penúltimo capítulo se avecina con más problemas para el Madrid. Los árbitros incluyeron en el acta del partido insultos de Campazzo, que le dedicó al trío arbitral varios «ladrones», y el capitán Felipe Reyes que, además de entrar al vestuario tras el partido, voz en grito, lanzando improperios, se dirigió a los colegiados en términos sancionables, recogidos también por las cámaras. Pasan directamente al juez único de competición que debe valorar si son merecedores de una sanción.

Las quejas del Madrid se circunscriben a la revisión arbitral de la jugada final en el sistema de vídeo, por qué tomaron la decisión solo con la revisión de dos cámaras, de las once de que disponían, y cómo no apreciaron que la pelota tocaba el aro antes de castigar como tapón ilegal de Randolph a Tomic lo que las imágenes demuestran que fue un rebote legal.