El Real Madrid se despidió de sus seguidores japoneses con una goleada (4-0) contra el Tokio Verdy y desplegando un juego de muchos quilates en el último encuentro de la gira asiática, donde la mala noticia para el equipo blanco fue la lesión de Zidane, que sufre una artritis traumática en el dedo gordo de su pie izquierdo.

El equipo de Camacho dejó patente que, poco a poco, va cogiendo la forma y ayer volvió a demostrar que sigue teniendo pólvora, pero este año también tiene una buena retaguardia donde Samuel fue un auténtico muro para los jugadores nipones. A los nueve minutos, Zidane destapó el tarro de las esencias y se sacó de la chistera una jugada brillante. El astro francés recibió el cuero en la frontal japonesa y desde ahí a la portería dio todo un recital de fútbol: se deshizo de los dos centrales nipones con su famosa ruleta y culminó su obra de arte con un sutil movimiento de cintura que acabó con el portero del Tokio Verdy en el césped y, con una suave caricia, colocó el esférico en el fondo de las mallas. Tras la obra de arte del galo, los japoneses empezaron a inquietar la meta de César, pero en los momentos más peligrosos hizo acto de presencia Walter Samuel para dejar claro quién es el jefe de la defensa blanca. Antes del descanso, Beckham se inventó un pase imposible para Ronaldo, al que el brasileño respondió colocando el segundo gol.

FESTIVAL DE GOLES En el segundo tiempo, las ocasiones de gol siguieron llegando del lado blanco, pero los pupilos de Camacho no conseguían materializar sus oportunidades. Las malas noticias para el Madrid llegaban en el minuto 60, cuando Zidane sufría una durísima entrada que le obligó a abandonar el terreno de juego cojeando.

Figo también se unió a la fiesta y premió a los enfervorizados aficionados nipones con un recorte soberbio, mandando el esférico lejos del alcance del portero. El festival de goles blancos se cerró con una jugada trenzada a la perfección, donde Morientes fue el encargado de culminar el definitivo 4-0.