Tras una trágica temporada, al Madrid le esperaba un verano largo y movido, camino a la catarsis a través de todos los millones de euros que no ha invertido en fichajes en el último lustro. Y va camino de invertirlos. Con los albores del verano oficial, el madridismo lleva inmerso en uno oficioso desde marzo, cuando quedó eliminado de la Liga de Campeones ante el Ajax. El gasto del Madrid en fichajes ya se sitúa por encima de los 150 millones, aunque, a final de la semana, el desembolso podría rondar los 300.

Además del defensor Militao (50 millones al Oporto) y el brasileño Rodrygo (45), el Madrid hizo ayer oficial el fichaje del serbio Luka Jovic, por el que pagarán 60 millones, el primer anuncio de una semana en el que también pueden llegar los del lateral francés Mendy, por 50 del Lyon, y Hazard, que ya se despidió oficiosamente del Chelsea tras ganar la Europa League, aún con la negociación estancada entre los 120 millones que pide el club inglés y los intentos blancos de rebajar la cifra a menos de cien.

A esa inversión habría que sumar la joya de corona, un Pogba que es el gran objetivo de Zidane para modelar su propuesta de juego y que ronda los 150 millones. Su alternativa sería Eriksen, en mejor situación para negociar con el Tottenham. El ataque, la zona más castigada, el foco de todas las críticas, el espejo que reflejaba la pasividad de la planificación deportiva blanca, ha sido el primer objetivo de un Madrid al que le apremia el tiempo y le amenaza la resignación. El hombre para revertir los ánimos es Luka Jovic, serbio, de 21 años, cumplirá 22 en diciembre; hasta ahora propiedad del Eintracht de Francfort, que lo fichó del Benfica por siete millones. En Alemania ha conseguido 17 goles. En sus orígenes, en el Estrella Roja y en el filial del Benfica, Jovic destacaba por ser un llegador al área desde la media punta. De ahí también conserva el juego combinativo.