Carlos Alocén ha dejado definitivamente de ser jugador de la plantilla del Casademont Zaragoza. El base zaragozano, vinculado toda una vida a la cantera de Basket Zaragoza y con paso por todas las categorías del club, emprende una nueva aventura lejos de su casa con el Real Madrid. El aragonés concluye su cesión de un año y se pone ya en manos del club blanco, equipo que le fichó en verano de 2019 y al que ya se ha vinculado de forma oficial. El jugador ha dejado sus primeras palabras como base del Real Madrid: “Estoy muy contento, ojalá vaya bien esta nueva etapa. El reto que me pongo es ir poco a poco. Este club siempre aspira a todo y lo que quiero es aportar mi granito de arena para que siga siendo así, ganando títulos”, ha valorado el zaragozano.

Elegido mejor jugador joven de la Liga Endesa por segundo año consecutivo (igualando el hito conseguido por el NBA Luka Doncic), el aragonés ha promediado a lo largo de esta temporada en la ACB 7,3 puntos y 3,4 asistencias, superando notablemente sus números de la pasada campaña. "Me gusta pasarlo bien en la cancha, asistir a mis compañeros y que se sientan parte del juego. Esas cosas son con las que más disfruto y al Madrid, como equipo, también le va ese estilo”, indicó el nuevo fichaje blanco.

Carlos Alocén, que cumplirá 20 años en este 2020, ha sido la referencia en la dirección del juego del equipo del equipo revelación de la temporada. Ahora llega a la capital madrileña para competir por un puesto con Sergio Llull y Fabien Causeur, a expensas de saber si Facundo Campazzo da el salto a la NBA, ya que el club madrileño no cuenta con el argentino Nico Laprovittola. "Vengo a elevar mi juego a un nivel que no he alcanzado todavía. Es cierto que tengo muchas cosas que mejorar, como mi tiro exterior y mi físico. Y dar cada vez más pasos para conseguir lo que quiero, que realmente es estar aquí muchos años", afirmó el base aragonés.

El base ha querido despedirse por carta de los que hasta ahora han sido sus compañeros, su cuerpo técnico y su afición:

Hola, 'marea roja'

Han pasado varios años desde que comencé a botar una pelota naranja hasta este momento en que os escribo. Nunca pensé, sinceramente, que estaría ante un teclado para explicaros tantas emociones. Es complicado, pero allá voy.

Era un enano cuando al lado de mi casa, en el colegio Compañía de María, empecé a jugar al deporte que hoy quiero y disfruto con la misma ilusión de entonces. En ese patio aprendí lo mejor del baloncesto, a disfrutar de los pequeños momentos y a conocer sus valores. En esta corta etapa de mi vida tuve la suerte de conocer a grandísimos amigos con los que hoy comparto mi día a día, a entrenadores, profesores y mucho más. Fue una etapa más corta de lo que me hubiera gustado pero la siguiente iba a ser también muy especial.

Apareció Basket Zaragoza y me dio la oportunidad de poder jugar en la cantera del club al que yo admiraba desde la grada. Fueron seis años increíbles, en los que tuve la suerte de coincidir con gente estupenda desde que tenía 11 años hasta que, con 17, terminó mi etapa de formación. A partir de ahí, he tenido la suerte de vivir quizás los dos mejores años de mi vida.

Esto ha sido así gracias a mucha gente. Difícil nombrarlos a todos sin olvidar a nadie. Primero a quienes me dieron la oportunidad de dar ese paso tan grande y que apostaron tan fuerte por mí, dirección deportiva y también, por supuesto, al presidente Reynaldo Benito.

Al staff técnico con quienes personalmente he pasado muchas horas trabajando esas pequeñas cosas para mejorar. Dentro de este equipo incluyó a preparadores físicos, fisios, médicos, nutricionista, jefe de prensa y a toda la gente de la oficina. Sin olvidarme, por supuesto, del delegado. Quiero mencionar especialmente a Porfi por darme ese empujón que necesitaba, por exigirme cada día y por no dejar que me conformara. Siempre diré que mi carrera como jugador profesional empezó con el mejor entrenador posible.

A los compañeros que he tenido tanto este año como el anterior. De todos ellos me llevo grandes personas y grandes amigos. Hemos vivido momentos realmente bonitos en estos dos años, cosas que incluso ninguno se podría haber imaginado. Dentro de todas estas personas he tenido la suerte siempre de estar rodeado de un entorno increíble con el que he podido hablar y sentirme querido como el que más. En este entorno por supuesto incluyó a toda mi familia, amigos y a mi representante, quien ya forma parte de esta familia.

Y todo esto también ha sido gracias a vosotros, la afición, ‘marea roja’. Habéis sufrido como los que más pero también habéis disfrutado cuando os sentíais orgullosos de quienes representaban a Zaragoza. Se me hace imposible agradeceros todo lo que habéis hecho por mí en una carta. Me he sentido querido, apoyado y protegido en los peores momentos. Y todo eso es gracias a vosotros. Es complicado expresar el sentimiento de un chaval jugando delante de 10.000 personas que te aplauden, que se levantan y se dejan todo en la grada para que tú también lo hagas en la pista. Es sencillamente imposible agradeceros todo lo que nos habéis dado como equipo y a mí personalmente. Ahí también quiero incluir a los medios de comunicación, pues siempre habéis puesto vuestro granito de arena en este trayecto, con vuestro respeto y apoyo.

Por eso nunca me despediré del todo de vosotros, al igual que nunca lo haré de mi ciudad, de Zaragoza. Porque nunca podré despedirme de mis raíces, de donde yo soy y donde he crecido y madurado a lo largo de mi vida. Zaragoza me lo ha dado todo y vosotros también. Siempre estaré eternamente agradecido por la suerte que he tenido de ser de donde soy y de empezar mi carrera donde la he empezado.

Por eso nunca me cansaré de decir: “GRACIAS, ZARAGOZA”.