CSKA MOSCÚ83

REAL MADRID92

3Árbitros: Luigi Lamonica (ITA), Robert Lottermoser (ALE) y Matej Boltauzer (SLO). Nikita Kurbanov fue eliminado por cinco personales (min.34).

3Incidencias: 15.232 espectadores en el Stark Arena de Belgrado.

3CSKA Moscú (30+16+10+27): Antonov, Rodríguez (5), Higgins (15), Kurbanov (7) y Hunter (4) -equipo inicial-, De Colo (20), Rudd, Fridzon, Vorontsevich, Clyburn (16), Khryaka y Hines (16).

3Real Madrid (20+27+16+29): Doncic (16), Reyes (5), Campazzo, Ayón (12) y Taylor (3) -equipo inicial-, Causeur (6), Randolph (2), Rudy (6), Carroll (9), Tavares (5), Llull (16) y Thompkins (12).

El Real Madrid se clasificó para la final de la Euroliga al vencer ayer al CSKA Moscú por 83-92. Pese al mal primer cuarto del conjunto blanco, que admitió 30 puntos del moscovita, el equipo de Pablo Laso, de la mano de Luka Doncic, Sergio Llull y los triples consiguió dar la vuelta al partido y clasificarse para la final europea. El Real Madrid jugará por el título ante el Fenerbahce, que venció al Zalgiris por 76-67, mañana a las 20.00 horas.

El CSKA volvió a naufragar en una Final a Cuatro, mientras que el Real Madrid, tras el 83-92, sigue soñando con la Décima. El Fenerbahce de Zeljko Obradovic es ya el único gran obstáculo que tiene por delante para conseguirla. Después del 30-20 del primer acto, todo cambió en apenas tres minutos, los primeros del segundo. Y fue a base de triples. Los que no entraron en un primer momento, entraron todos seguidos, cinco de cinco, con Fabien Causeur, que abrió el grifo, Jaycee Carroll y Sergio Llull como protagonistas. El equipo español consiguió un parcial de 16-27 y se fue al descanso con una mínima victoria, 46-47.

Tras el descanso, los rusos corrían menos, saltaban menos, apenas anotaban y su defensa pareció bastante más vulnerable que en los primeros minutos del choque. De hecho en los primeros ocho minutos del tercer cuarto solo anotaron 5 puntos. Y admitieron un parcial de 0-13, hasta el 51-60, en seis minutos terroríficos para sus intereses.

Un 5-0 de salida de los moscovitas hizo que el marcador volviera a estrecharse peligrosamente, 61-64, pero otra mandarina de Llull devolvió la calma al Real Madrid, que jugando con cabeza y ritmo alcanzó una nueva final.