El Real Zaragoza confía en el "efecto Víctor Muñoz" para cambiar el signo de la trayectoria del equipo y que dé un giro radical en su juego y rendimiento, a partir ya de mañana contra el Deportivo, que le permita de nuevo pensar en luchar por los puestos que dan derecho a disputar el ascenso a Primera División.

El equipo aragonés lleva siete jornadas consecutivas sin ganar y solo ha sumado tres puntos de veintiuno posibles, lo que, no solo le ha hecho abandonar los puestos de promoción de ascenso sino que le ha supuesto colocarse más cerca del descenso (dos puntos) que de los seis primeros puestos (cuatro puntos).

La llegada del técnico zaragozano al club que le vio nacer como profesional, para intentar reconducir su situación, la tercera en toda su historia (una como jugador y dos como técnico) supone un halo de esperanza para un depauperado equipo que necesita como el comer creer en algo diferente que le haga dar un giro de 180 grados y ese papel lo encarna su nuevo técnico.

La presencia de Víctor Muñoz va a permitir casi con toda seguridad un acercamiento a la afición y una tregua de ésta, tremendamente crítica con el equipo y los jugadores, y que los silbidos y críticas se tornen en aplausos y apoyo.

Sin embargo, todo no es positivo con el cambio de técnico porque el aragonés solo ha tenido esta semana para trabajar con sus jugadores e inculcarles sus ideas, y eso siempre supone un problema porque éstas suelen quedar prendidas con alfileres hasta que no pasa más tiempo de trabajo sobre el césped.

Pero lo que en un principio se atisba como un problema puede tener cierta dosis de ventaja por el factor sorpresa ya que el técnico deportivista, Fernando Vázquez, no será conocedor del planteamiento del partido que hará su rival en el banquillo zaragocista hasta que comience el encuentro.

Por contra, el nuevo entrenador del Real Zaragoza ha tenido y tiene que lidiar con un problema fundamental en el mundo del deporte, el aspecto psicológico de una plantilla deprimida por los malos resultados y su incapacidad para mejorarlos.

Conocedor de este problema, Víctor Muñoz ha trabajado a fondo esta semana intentando reforzar el aspecto mental porque lo que parece claro es que, como ocurre cuando hay un cambio en el banquillo, la intensidad será mayor pues todo el mundo querrá ganarse un puesto en el equipo titular.

La presencia del nuevo preparador zaragocista no va a suponer una revolución porque lo exiguo de la plantilla y las lesiones de algunos jugadores (Víctor Rodríguez, Acevedo y Henríquez) no dan margen para ello aunque sí, como suele ser lógico, puede haber algún cambio de jugador o de posiciones con respecto al anterior técnico.

La que parece más destacable es que el central César Arzo se adelantará al doble pivote para intentar ejercer como organizador del juego maño y queda la duda de si Cindocha ocuparía su lugar en el centro de la zaga o lo haría Laguardia y de si el lateral izquierdo Abraham sería de la partida, pero en el centro del campo.