Luis García tuvo la victoria en el minuto 87. Un penalti sobre Roger le dio la oportunidad de redimirse de su mala temporada y de entregar a su equipo tres puntos imprescindibles para seguir creyendo, aún muy de lejos, en el ascenso. Pero Miño adivinó el lanzamiento y el Real Zaragoza sumó una pena más, una nueva tragedia a su lastimoso ejercicio. Incapaz de ganar a un rival descompuesto, acobardado y vulnerable, el conjunto de Paco Herrera ni tuvo gol ni espíritu. Tampoco físico cuando el equipo balear se defendía en lo que parecía su inevitable funeral. Los presupuestos más altos y el rendimiento más bajo en un desfile carnavalesco y vulgar.

La mañana, soleada, no tuvo ni un solo rayo de sol futbolístico. Vulnerables, morosos, lentos, sin guiones ni precisión con la pelota, Real Zaragoza y Mallorca se mostraron agarrotados en defensa y en ataque, víctimas de sus miedos y también de sus múltiples y multiplicadas limitaciones. El orgullo de Roger y un mal defensa y no el fútbol le dieron la oportunidad al equipo de Paco Herrera de vencer sobre la bocina. Luis García erró y Miño hizo muy bien su trabajo. El delantero se marchó entre lágrimas al ser sustituido por Esnaider. Tiene razones para llorar: el Real Zaragoza, si disponía de algún oportunidad para pensar que el ascenso era posible, la vio estamparse en el guante del portero balear.

Subir a Primera perdiendo 25 puntos en casa y sumando seis partidos consecutivos sin triunfos pertenece ya a la utopía. Pese a la flojera de la categoría y algunos traspiés de los aspirantes, las distancias se han estirado lo suficiente como para asumir la cruda realidad. El calendario que resta asoma como otra guilotina para cortar de cuajo esperanzas de milagros. No es cuestión de resultados, sino de sensaciones, y durante todo el curso, hoy también, el Real Zaragoza ha supendido en la mayoría de las asignaturas que debe aprobar un candidato a las alturas.

Seis minutos después de la hora del Angelus, del pitido inicial del colegiado, Thomas enganchó un disparo violento, un balón ganado en el rechace ante la pasividad de Acevedo. El gol cayó como una mole sobre la frágil moral del Real Zaragoza, quien, sin embargo, se sobrepuso con un rápido tanto de Roger, un empate todo fe del delantero. La igualada dio paso a un tiempo de trotes insípidos, de ingenuos pases a nadie y nula profundidad. Además se sumó la lesión de Álvaro, relevado por Laguardia. El miedo a perder engendró una monstruosidad de encuentro, un pasillo vacío por el que nada ocurría entre dos rivales sin matería gris en el centro del campo y un grupo defensivo, sobre todo el de Carreras, dispuesto a ofrecer todas las facilidades del mundo.

Los preparadores físicos, además de los entrenadores, tampoco pueden sacar pecho de estas plantillas. Un poco por encima la del Real Zaragoza, que corrió y empujó para maquillar, sin éxito, su flaca pegada, tan solo alimentada por una chilena de Roger y una par de lanzamientos --uno de Luis García de falta directa-- que Miño sacó a una mano y con la ayuda del larguero. El encuentro se convirtió en un reguero de incapacidades. Ni la entrada de Víctor trajo un giro. Roger lo intentó hasta el último suspiro y le derribaron. Penalti que Miño adivinó a Luis García. Lágrimas en el vestuario. Se siguen sumando penas.

Ficha técnica:

1 - Real Zaragoza: Leo Franco, Fernández, Arzo, Álvaro (Laguardia, min: 35) , Rico, Paglialunga, Acevedo (Víctor, min: 74), Cidoncha, Luis García (Esnáider, min: 88) , Montañés y Roger.

1 - R.C.D. Mallorca: Miño, Cadamuro, Ximmo, Bigas (Razzagui, min: 73), Agus, Thomas, Generelo, Nsue, Kevin, Gerard (Geijo, min: 88) y Tomer Hemed (Marco, min: 62).

Goles: 0-1 min. 6: Thomas; 1-1 min. 12: Roger

Árbitro: De Burgos Bengoetxea, del Comité Vasco. Amonestó a Acevedo por el Real Zaragoza y Cadamuro por el Mallorca.

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 29 de la Liga Adelante disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 10.000 espectadores