Tanto Delio Toledo como Alvaro lo tienen claro: "Sí, en los estadios de España hay racismo". Su respuesta no admite dudas, porque lo han sufrido, aunque no quieren generalizar, "porque siempre se oye a una minoría, pero te fastidia mucho que cuando llevas el balón un sector de público grite uh, uh, uh. No es nada agradable", recalca el jugador paraguayo, mientras que su compañero brasileño es mucho más contundente. "Sabemos que algunos aficionados de los equipos rivales lo hacen para desestabilizarnos y a lo mejor ni son racistas. Pero es algo que duele, es ir más allá del insulto".

No es un tema, en todo caso, que a ellos les afecte. Cuando escuchan en los estadios rivales ese grito u otros cánticos simplemente los ignoran. "No me he sentido incómodo jugando al fútbol en España, pero es que yo no me lo tomo tan a pecho, aunque hay algunos que sí se incomodan mucho. Yo tuve un compañero en Las Palmas que se enfadaba muchísimo", asegura Alvaro, que cita también el ejemplo de Musampa (Atlético) que llevó a los tribunales al jugador del Celta Angel --entonces en el equipo canario-- por varios insultos racistas. "Gargo era ghanés y jugaba conmigo en el Udinese. No soportaba que le llamaran negro. Ni en el vestuario", añade Toledo.

Así le llaman a álvaro sus compañeros en el Zaragoza, mientras que el paraguayo es Morocho . "Pero eso no nos molesta. Todo lo contrario. Incluso entre nosotros nos decimos negrata", asegura el central brasileño, que tiene claro que el racismo no es algo que se dé exclusivamente en el fútbol, también en la vida real. Y cita un ejemplo muy claro: "Hace unos días vino mi madre a verme y, como el portero del edificio no la conocía, se negaba a dejarla pasar. ¿Eso qué es? Estoy seguro de que si hubiera sido blanca le hubieran dejado pasar tranquilamente", relata.

Inglaterra e Italia

También coinciden en que en otros países se ve racismo en el fútbol. "En los estadios de Italia hay más que en los de España, eso seguro", apostilla Toledo, mientras que Alvaro señala a Inglaterra, centro de esta polémica tras el amistoso del pasado miércoles contra el la selección española: "Cuando estuve en pretemporada allí me quedé sorprendido. Hay más racismo que en España. En Inglaterra muchos negros no aceptan a los blancos. Los propios negros son racistas".

¿Y sobre el comportamiento de Luis Aragonés? El brasileño sí entiende la forma en que trató de motivar a Reyes aludiendo a Henry como "negro de mierda", pero el lateral paraguayo no está tan de acuerdo con ese método: "Cada técnico tiene su estilo, pero tendría que haberlo hecho de otra forma, porque es un tema muy sensible y la gente puede no entenderlo. Así pasó en Inglaterra".

En todo caso, no ven una solución cercana para esas muestras de racismo en los estadios. "Los futbolistas queremos que vayan desapareciendo poco a poco", desea Toledo. Alvaro coincide en ese anhelo, aunque lo ve de un modo más pesimista. "Yo acepto mi color y acepto a todo el mundo. Por ejemplo, mi esposa es blanca. La cultura es fundamental para que el racismo vaya desapareciendo y a ver si cada vez vemos a menos gente en los estadios metiéndose con nosotros por el color de nuestra piel. El fútbol es una fiesta y no debería mezclarse nunca con algo tan negativo", reclama el defensa del conjunto aragonés.