Chimy Ávila es la viva expresión del jugador argentino canchero, peleón y aguerrido. Bajo una apariencia dura se encuentra un futbolista diferente, lleno de garra y pundonor y que nunca, ni con el viento a favor ni en contra, deja de luchar. El comandante fue una de las grandes gratas sorpresas que dejó la temporada del ascenso. En Primera su papel está siendo intermitente, pero igualmente clave. Habitual suplente y esporádico titular, Chimy suma tres goles en dos partidos. Tres goles en dos victorias. El rebelde está de vuelta, aunque nunca se marchó.

El atacante argentino está en estado de gracia. El Huesca atraviesa su mejor momento de la temporada y muchos son los jugadores que han incrementado su nivel en las últimas jornadas. Es un futbolista que entiende su rol a la perfección y que siempre está dispuesto a echar una mano. Ahora, además, lo está haciendo con un bien muy preciado en el equipo altoaragonés como son los goles.

Ante el Valladolid salió por Cucho Hernández ya con el partido visto para sentencia. En el primer balón que tocó se plantó delante de Masip y no le temblaron las piernas. Era el cuarto gol de un Huesca desatado. Aquel día el colombiano no tuvo suerte, igual que en los partidos anteriores, así que Francisco ante el Girona le dio la alternativa a Chimy Ávila junto a Enric Gallego.

ALTIBAJOS

Con el ariete barcelonés se complementó a las mil maravillas. Uno es alto y poderoso y el otro pequeño y ratonero. La unión fue tan prolífica que entre los dos y Juanpi Añor fabricaron el 0-2 azulgrana en Montilivi. Enric sirvió en bandeja y Chimy ejecutó de forma inapelable. Otro golazo a la colección. Y antes ya había abierto la lata.

Ahora el argentino quiere estirar su buen momento. Tras su buena pasada campaña en Segunda, el Huesca peleó por tenerle de vuelta en El Alcoraz y empezó la temporada como un cohete. Para el recuerdo quedará siempre el que, hasta hoy, posiblemente sea el gol más bonito de los altoaragoneses en Primera, que fue su volea en San Mamés para igualar el encuentro.

Desde entonces, su temporada ha tenido altibajos. En la búsqueda de un equipo idóneo, tanto Leo Franco como Francisco fueron tirando del delantero argentino y situándolo en diferentes posiciones y en distintos sistemas. Su polivalencia le permite jugar arriba como único punta, acompañado, por detrás del delantero o volcado a banda. Su capacidad de sacrificio es, quizá, su mejor virtud, así que se adapta a los tiempos de los partidos. Ante el Girona se necesitaba presión arriba y presteza para salir a la contra, además de buen pie para ejecutar. El resultado es el mejor indicador de que hizo un buen trabajo.

Raro es el duelo que no juega, aunque su aportación suele ser desde la suplencia. Entre Liga y Copa ha disputado 22 encuentros y solo en 9 de ellos (7 de la competición regular y la eliminatoria ante el Athletic) ha partido desde el once inicial. Ahora le ha llegado el momento y lo está aprovechando. El Huesca está en su mejor momento del curso y Chimy Ávila lo mismo. Una historia en la que ambas partes mucho tienen que ver.