Volvió a suceder en el Gran Canaria Arena y a formar parte del discurso de Sergio Hernández: «Tuvimos algunos problemas con el rebote defensivo que ya nos viene pasando». Y es que esa fue de nuevo una de las claves del partido, por donde al Casademont Zaragoza se le escaparon buena parte de las opciones de victoria, junto al bajo porcentaje de acierto en un ataque muy precipitado e individualista. Pero el tema de las capturas presenta síntomas persistentes que llevan ahí jornadas, meses, y que se repiten cada semana.

El sábado el Casademont Zaragoza volvió a perder claramente la batalla por el rebote, se llevó 30 por los 42 que quedaron en manos locales. De esos 42, 13 fueron ofensivos, lo que supone conceder 39 potenciales puntos al rival. El Casademont solo logró 4 a pesar de sus bajos porcentajes de tiro durante toda la tarde. De los 19 partidos de Liga Endesa que ha dirigido Sergio Hernández, el Casademont ha perdido el rebote en 13 de ellos. Y en otros tantos (aunque no necesariamente en los mismos), su rival se ha llevado más de diez capturas ofensivas. En los ocho anteriores, el rebote fue del contrario en cuatro ocasiones y también en otras tantas con diez o más capturas ofensivas.

De las últimas fechas destacan los 20 que logró el Betis en el Príncipe Felipe, aunque ese día ganó el Casademont, o los 18 del Estudiantes, ambos duelos resueltos en la prórroga. Es algo, además, que sucede tanto fuera como en casa. De hecho, en ocho partidos en el Príncipe Felipe el oponente ha superado la decena de capturas ofensivas. El equipo aragonés, no obstante, se mantiene en la tercera posición de la Liga en el apartado de rebotes defensivos, aunque sus prestaciones se vienen reduciendo en ese apartado. El Casademont no ha conseguido más capturas ofensivas que su rival en los últimos 13 partidos de Liga Endesa.

Es cuestión de centímetros pero no solo. El rebote no es únicamente cuestión de los más altos y el Casademont es una buena prueba de ello. Jonathan Barreiro, con su cambio al cuatro la pasada temporada, se convirtió en uno de los mejores capturadores del equipo. Ahora hasta él ha dejado de cogerlos. En el equipo aragonés el que mejor estadística acumula en este apartado es Hlinason, con una media de 5,2 rebotes por partido. El siguiente sigue siendo Jason Thompson, con 4,8. Barreiro es el siguiente con 4,2 y Wiley y Harris promedian 3,8 cada uno, los mismos que Brussino y un poco más que Ennis (3,3).

Precisamente el canadiense fue el mejor en esa faceta el pasado sábado con 10 capturas. De los cuatro interiores, solo Hlinason cogió dos rechaces. Wiley, Harris y Barreiro se quedaron con uno cada uno (aunque el gallego jugó la mitad). Es decir, que los cuatro pívots cogieron 5 de los 30 rebotes del equipo. El resto fueron para los exteriores, lo que muestra un desequilibrio más en el juego del equipo aragonés.

El rebote perdido es una de las causas por las que al Casademont le está costando llevarse los partidos. De hecho, las últimas cuatro victorias las sumó imponiéndose en ese apartado. Aunque no es imprescindible ganar esa batalla, solo ha vencido en tres partidos en los que su rival ha capturado más rebotes que él. Una cuestión más a la que el equipo aragonés debe buscar una respuesta colectiva, como equipo, para ser más sólido y competitivo en cada partido. Sobre todo pensando en el gran objetivo, que es la Champions.