Aragón es uno de los paraísos nacionales del barranquismo. Con la llegada del verano la Sierra de Guara y el Pirineo se llenan de aficionados a esta modalidad. La mejor manera de disfrutar de este deporte es practicarlo con la máxima seguridad. «La temporada comienza en Semana Santa hasta septiembre. Pero en julio y agosto llega el periodo vacacional y son los meses más fuertes», explica Fernando Caro, instructor de barrancos de la Federación Aragonesa de Espeleología. Para Caro es esencial elegir de manera adecuada el barranco. «Un grupo autónomo tiene que saber valorar la capacidad técnica que tiene y el tipo de descenso que quiere afrontar. Si no sabe valorarlo, ha de consultarlo con un experto, contratar un guía, o acercarse a la federación para informarse», indica Caro.

El factor fundamental en un barranco es el agua. «Depende del volumen del agua que lleve el barranco será más o menos técnico o peligroso. Guara es un lugar donde hay muchos barrancos de iniciación y nivel medio. Pero no por eso debemos generalizar», afirma Caro.

Son varias las reglas de oro para acudir con seguridad a un barranco. «Nunca acudiremos seguros al cien por cien porque es una actividad al aire libre en la montaña, en un entorno cambiante. Lo que debemos hacer es programar y planificar bien la actividad. Eso implica conocer el barranco, el entorno, la cuenca hidrográfica y saber en qué fechas es mejor afrontarlo. Hay que conocer el tiempo que ha hecho los días anteriores para saber si ha habido crecidas y la meteorología que está previsto que haga. Este valor no nos dice nada si no lo sabemos comparar con un valor normal del barranco». También es necesario saber cuánto tiempo cuesta la actividad y el retorno. «Esto es medir los tiempos y con ello sabremos lo que necesitamos para realizar el descenso». Hay que recopilar información técnica del barranco. «Cómo es, cuántos rápeles hay, qué altura tienen y qué material debo llevar. Después hay que hacer un plan de actuación de la actividad desde el punto de vista de la seguridad», indica.

El gran peligro son las crecidas súbitas. «Si uno tiene una técnica adecuada en progresión, la dificultad del barranco la marca el agua. El nivel de agua correcto para una persona es aquel con el que se siente cómodo. Esta circunstancia la tiene que valorar el grupo y adecuarla a la persona de nivel más bajo». Nunca hay que perder de vista la prudencia y no pecar de exceso de confianza. «En formación insistimos que para ahogarse solo faltan cuatro dedos de agua y mala suerte. Los últimos accidentes en Aragón con resultado fatal fueron en condiciones no muy difíciles y por fallos técnicos por exceso de confianza. El ultimo fue en Estrivella hace tres semanas».

El accidente típico en barrancos es el de los saltos. «Produce lesiones traumáticas en las extremidades inferiores, desde torceduras de tobillos a roturas de tibia y peroné por culpa de los saltos. A mucha distancia esta el resto de accidentes. El guía o el líder del grupo tienen que bajar a comprobar la poza antes de saltar», indica Caro.

Caro afirma con rotundidad que los practicantes van cada vez mejor preparados. «Ha crecido en los últimos años la practica del barranquismo y esto se traduce en que las estadísticas de accidentalidad suban. Los materiales y las técnicas han mejorado. No hay duda de que la gente va mas preparada, aunque es posible que no con una técnica tan depurada como se iba antes». Los sitios mas indicados para formarse en seguridad son los clubs y las territoriales. «Hacemos en la territorial tres cursos al año de barrancos en el programa de formación y cuatro cursos de tecnificación», concluye Caro.