Dicen que Santiago del Estero, la localidad donde nació Mariela Coronel (1981), es la ciudad más antigua de Argentina. Nada, ni colonizaciones, ni guerras, ha podido con ella. Tan resistente como su tierra de origen, la capitana del Transportes Alcaine ha conseguido regresar a la selección argentina tras tres años fuera de las convocatorias. Ella también ha sido más fuerte que el paso del tiempo (ahora tiene 33 años) y ni siquiera jugar en otro continente ha impedido su regreso a la albiceleste.

En un equipo lleno de jugadoras que militan en clubs de Argentina, Mariela es una de las pocas forasteras que ha sido convocada para la Copa América que se disputará en Ecuador entre el 11 y el 28 de septiembre. "La última vez que fui fue en el 2010, también en Ecuador. Hubo más torneos, pero fue decisión técnica", explica la centrocampista.

El cambio del cuerpo técnico fue una de las razones que hizo que Mariela perdiera el contacto con el equipo nacional. "La gente que está ahora es nueva y yo estaba un poco al margen, algo desactualizada porque estaba jugando en España". No obstante, después del último partido de Liga, el seleccionador argentino, Nicolás Nicuesa, llamó a Mariela y, tras una larga conversación, ambos acordaron que la número 10 volviera a la selección.

La jugadora emblema del Alcaine ya estuvo presente en los Mundiales del 2003 y del 2007 y también en los JJOO de Pekín 2008. Y si en Zaragoza nadie discute su liderazgo, en el combinado nacional también apreciaban su determinación. "En una competición, la capitana no fue y entonces el técnico habló conmigo, pero yo no quería ser capitana, porque sabía que podía haber mal ambiente. Casi todas las jugadoras eran de Boca y de River y no quería que hubiera conflicto, porque yo era la única de San Lorenzo, así que le dije que se lo agradecía, pero que fuese otra chica", recuerda.

Ahora, ya como una veterana, Mariela conserva una deuda consigo misma. "Tengo una espinita clavada por no habernos clasificado para el Mundial del 2012 en el Sudamericano (la antigua Copa América) del 2010; voy con la intención de sacármela. Entonces, Colombia nos dejó fuera. El empate nos valía y nos ganaron 1-0".

Ella y sus compañeras entonces no han olvidado aquel partido, pero las actuales jugadoras de la albiceleste no sienten ese ánimo de venganza. Porque no estaban en aquel partido y probablemente ni lo recuerden. "La base es nueva, quedan muy pocas chicas de entonces y ahora la mayoría son sub-20", afirma Mariela, que confía en la nueva generación. "Han ganado el Torneo Odesur, así que las chicas están con mucha motivación para clasificarse para el Mundial", explica.

Sin tiempo que perder, la centrocampista se va esta misma semana a Argentina, donde entrenará tres días a la semana durante todo el verano con la selección. Después le espera otra temporada más --y ya van ocho-- el Alcaine. Pese a las muchas ofertas que le llegan y a que la temporada ha sido una desilusión para ella, por el momento no se mueve. "Este año fue una desilusión, pero soy feliz en el club: es una familia. El cariño de la gente no se puede pagar", zanja.