Al Real Zaragoza de Agapito Iglesias le sobraron muchas cosas en esa negra etapa de ocho años acabada en este verano y que casi manda a la sepultura al club aragonés. También tuvo urgencias clasificatorias para dar y regalar. Una vez finalizada esa era, el nuevo proyecto zaragocista de la Fundación 2032, nacido a contrarreloj y con no pocas dificultades económicas, incontables más bien, se encuentra en la antesala de las primeras urgencias, las que marca una tabla que sitúa al equipo en zona de descenso y con demasiadas dudas y sombras a su alrededor, algunas futbolísticas y otras no tanto. No ganar al Alavés en una Romareda convertida en los últimos tiempos en lugar de casi permanente conquista para los rivales instalaría al Zaragoza de nuevo en la sala de necesidades y haría mucho más irrespirable el clima para el equipo y para Víctor Muñoz, al que se le notan en sus declaraciones la intranquilidad de un técnico que no las tiene todas consigo con respecto a su futuro en el banquillo y que siente que la confianza en su trabajo no es absoluta.

Desde luego que el entrenador aragonés no se juega su puesto hoy y hasta sería injusto que lo hiciera después de la precariedad con la que ha trabajado durante todo el verano, ya que tuvo que esperar hasta la recta final del mercado para que llegaran la mayoría de los refuerzos y con muchas estrecheces económicas. Sin embargo, no hay nada más débil que un técnico sin victorias y pasar la quinta jornada de Liga, la visita del Deportivo Alavés, sin ganar con un calendario que se juzgaba asequible aumentaría las dudas y los nervios del club, de la afición y del propio Víctor, además de conceder más tensión al stage de Sant Feliu de Guíxols que el preparador aragonés ha diseñado para la próxima semana para intentar hacer grupo tras el caótico verano vivido.

UN BÁLSAMO El Zaragoza, en el curso pasado, no logró el triunfo hasta la quinta jornada, cuando el equipo entonces dirigido por Paco Herrera se impuso al Tenerife. Hoy, si gana, se repetirá la historia una temporada después, señal de que no todo cambió con el adiós de Agapito. El caso es que, con tres puntos de 12 posibles y con un clima enrarecido, Víctor y sus jugadores necesitan de ese bálsamo del triunfo. Y lo necesitan ya, que no se demore ni un partido más. También lo pide la afición, que tras apoyar de manera más que incondicional ante Osasuna empezó a mostrar ya cierto hartazgo ante el Sabadell, sobre todo en la segunda parte, cuando el Zaragoza era dominado por un rival con 10 hasta que llegó el empate catalán en los últimos minutos.

Y es que el problema que tiene Víctor, y el Zaragoza, es que el equipo, en vez de ir a más en esta temporada, ha ido claramente a menos desde que arrancó en el Colombino. Desde entonces arribaron más fichajes y se ganó tiempo de compenetración en la plantilla, pero el nivel del equipo ha bajado. Dicho de otra manera, lo que hacía bien en el arranque en Huelva, el orden, la presión y la intensidad, lo ha hecho peor en los últimos partidos, ante Barça B, Albacete, en Copa, y Sabadell. Mientras, desde que arrancó la competición el conjunto aragonés sigue teniendo muy poco fútbol y menos llegada, ya que le cuesta un mundo marcar --3 goles en 4 partidos-- .

Víctor se mostró enigmático con el once ayer y solo confirmó su plena confianza en Whalley además de descartar en la lista a Bono. Parece que Willian José tiene muchas más opciones de jugar arriba que Diego Suárez, con el que probó el jueves, para acompañar a un Borja Bastón señalado por el técnico por su error defensivo en el gol del Sabadell. Nieto parte con ventaja sobre Cabrera en el lateral zurdo, donde la baja de Rico para un mes obliga a buscar un sustituto y el entrenador señaló a Nieto tras la cita con el Sabadell.

UN ALAVÉS PELIGROSO Delante está el Alavés, con el que Laguardia regresa a su casa, a La Romareda, y al que el Zaragoza no logró ganar en la temporada pasada, en tres partidos, dos de Liga y uno de Copa. El rival explota bien la estrategia a balón parado, uno de los principales déficits zaragocistas al que Víctor ha intentado poner freno con mucho trabajo esta semana.

El Alavés suma una victoria en Pamplona y un empate en Leganés como bagaje fuera de casa y, como le sucede al Zaragoza, juega más cómodo sin el balón. Es un equipo el de Alberto López muy físico, que trabaja la presión y que es contundente. Un conjunto incómodo a domicilio. Es decir, no es el mejor enemigo para un Zaragoza que solo ha firmado 12 victorias en sus últimos 42 duelos como local. Sufría con Agapito ante su gente y ha empezado sufriendo delante de los suyos en la nueva era. A eso, a las urgencias, a las dudas y a los nervios de Víctor se le debe empezar a poner remedio hoy.