Conchita Martínez se convirtió en leyenda hace 25 años. El 2 de julio de 1994 la aragonesa ganó a Martina Navratilova por 6-4, 3-6 y 6-3 en una hora y 59 minutos convirtiéndose en la primera española en conquistar la hierba de Wimbledon, superando así a Lilí Álvarez, La Señorita, que había disputado las finales de 1926, 1927 y 1928. La gesta de Conchita retumbó en su Monzón natal, volcado con su vecina, en Aragón y en todo el mundo. En el hotel de Washington donde la selección española preparaba el Mundial se oyó un enorme grito de alegría cuando Conchita lanzó la raqueta al aire tras la última bola que Navratilova lanzó fuera. El deporte español ya no era una cosa de pioneros, de genios aislados, estaba entrando en una nueva dimensión.

El talento precoz de Conchita ya había dado sus frutos. La aragonesa era todo elegancia y calidad en la pista y su nombre ya era importante. En 1993 cayó en las semifinales de Londres a manos de Steffi Graf. Se le reprochaba entonces no tener la garra de Arantxa Sánchez Vicario, pero el 2 de julio de 1994, con 22 años, hizo el partido perfecto ante la rival perfecta, una Martina Navratilova que aspiraba a su décimo título de Wimbledon y que era el ídolo de la infancia de la aragonesa hasta el punto de haberle puesto su nombre a la pared en la que empezó a entrenarse en Monzón.

Con 28 passing shots milimétricos, con su drive y su revés, con globos y dejadas fue deshaciéndose poco a poco de uno de los grandes referentes del tenis de los ochenta y principios de los noventa. Conchita ganó el primer set en 39 minutos, cayó en un segundo en el que tuvo que ser atendida de unas molestias en el glúteo y, en el tercero, se puso 4-2 después de hacerle dos breaks a Navratilova con dos dobles faltas de la veterana jugadora. En el octavo juego la montisonense salvó dos bolas de break que podían haber puesto el 4-4 en el marcador pero que se convirtieron en el 5-3. Con 15-40 la aragonesa ganó en su primera bola de partido. Entonces lanzó la raqueta al aire y entró en la historia.