Un desconocido cuarteto de relevistas de Suráfrica, que no contaba para nadie en los pronósticos, arruinó el sueño de grandeza de Michael Phelps en Atenas al adjudicarse la final del 4x100. Fue el final de una corta aventura para el nuevo fenómeno de la natación estadounidense, que ahora sólo podrá, a lo sumo, igualar la marca de siete oros de Mark Spitz.

Ese reto, incluso, se ve ahora más complicado que nunca para Phelps porque ayer accedió a la final de 200 metros libre, posiblemente la prueba más competida de estos Juegos, con la tercera mejor marca de los participantes (1.47.08), por detrás del holandés Pieter van den Hoogenband (1.46.00), el campeón olímpico en Sydney, y también del campeón del mundo y recordman mundial, el australiano Ian Thorpe (1.46.65).

RIVAL INESPERADO Los estadounidenses podían esperarse resistencia por parte de Australia, quizás por parte de Rusia --campeón mundian en Barcelona hace un año-- o del cuarteto de holandeses. Pero nunca de Suráfrica, un grupo de nadadores sin lustre, cuyo aviso por la mañana, al marcar la segunda mejor marca de la historia en las pruebas de clasificación fue premonitorio (3.13.84). Todo el mundo debería haberles dado el crédito que merecía su marca, porque Roland Mark Schoeman, Lyndon Ferns, Darian Thonsen y Ryk Neethling establecieron en la final un nuevo récord del mundo, pulverizando en más de medio segundo el que ostentaba el cuarteto de Australia desde hace cuatro años.

LA POSTA MAS RAPIDA Schoeman fijó la posta más rápida de la historia en sus primeros 100 metros (48.17), por encima de los 48.18 segundos, que tenía el australiano Michael Klim y muy cerca del récord del mundo de Van den Hoogenband en la prueba individual (47.84). "Habíamos estado entrenando muy fuerte durante cuatro años, y sabíamos que todo ese esfuerzo nos daría una recompensa",aseguró Schoema. En el Mundial de Barcelona Suráfrica pasó desapercibida. Con el mismo cuarteto que ayer asombró en Atenas, fue el último país clasificado de la final con un tiempo muy discreto (3.18.79). "Me siento como en un sueño, un sueño que había soñado toda mi vida. Llevo 20 años soñando con este momento", proclamó Ryk Neethling, el último relevista del equipo surafricano que, loco de la emoción, hizo una exhibición de musculatura desde el podio de salida, como si quisiera reeditar la imagen del 4x100 de Estados Unidos tras su triunfo en los Juegos de Sydney.