El regreso después de tres meses de parón no le sentó bien al Real Zaragoza. Tanto tiempo sin jugar, sin apenas contacto, ha hecho que el equipo perdiera ante el Alcorcón esa chispa que tenía en marzo, esa capacidad para ganar en cualquier circunstancia, ese dominio de equipo campeón. Algo que es muy difícil de conseguir y que solo se logra jugando, justo lo que no ha podido hacer el conjunto aragonés y precisamente para lo que no tiene tiempo ahora: solo le quedan diez partidos y poco más de un mes. Así que tiene que remontar el vuelo cuanto antes empezando por Lugo esta misma tarde (19.30 horas, Vamos).

Esa cuenta atrás de diez jornadas le lleva al Norte, a casa de un necesitado Lugo que se reestrenó remontándole al Racing en Santander pero que necesita los puntos porque vive al filo del descenso. Al menos ahora, como también pudo comprobar el Real Zaragoza, el factor cancha se ha diluido hasta quedarse en nada. Con las gradas vacías y sonido ambiente enlatado como en las telecomedias, no hay más presión que la que cada uno tenga en cada momento. Como ya sucedió en la Bundesliga, han caído el número de victorias locales: solo dos en once partidos de esta primera jornada del nuevo fútbol.

Claro que no es lo único que ha cambiado en este tiempo, sobre todo para el Real Zaragoza. En marzo todo parecía rodado y ahora se acumulan las desgracias. En el Anxo Carro no estará Cristian Álvarez, expulsado, no podrán jugar Vigaray, Delmás ni Puado, lesionados, ni podrá recurrir Víctor a Guitián, que cumple ciclo de amonestaciones y, para rematar, también se ha lesionado. El técnico tendrá que improvisar otro lateral derecho con Zapater o Francés y pensar si da otra oportunidad a Kagawa. El que parece haberse ganado un puesto en el once es Burgui.

Por si el parte de guerra fuera poco, el equipo no ha tenido ni 72 horas para recuperar después del primer partido y con un viaje cruzando la península por el medio. Lo que parecía el último esprint hace tres meses se ha convertido en una carrera de obstáculos, pero no ha de entrar en pánico el equipo aragonés, no es momento de ese fatalismo tan de la tierra noble, aunque haya visto reducido su colchón con el Huesca nada más empezar: continúa en ascenso directo y depende de sí mismo. Eso sí, debe defender esa plaza con uñas y dientes desde hoy. Tras la primera jornada de este nuevo fútbol el equipo aragonés está a los mismos puntos del líder, dos, que del tercero y el cuarto, Almería y Huesca respectivamente. Así que no ganar esta tarde comprometería esa segunda posición y la dejaría al alcance de los rivales.

MINIMIZAR ERRORES / No hay tiempo para nada en este final comprimido, ni para lamentarse ni para fallar mucho más. Tampoco es momento de buscar otra perfección que no sea ganar. El cómo nunca ha sido tan secundario como en estos momentos. Hay que sumar los puntos necesarios como sea para lograr el objetivo y para eso, si no es posible acercarse al estado anterior a la pandemia, al menos sí hay que alejarse de los errores graves como los que le costaron la derrota frente al Alcorcón. Cinco minutos fatídicos, una concatenación de errores cada cual más increíble, derrumbaron al zaragocismo el sábado.

Aunque tenga poco que ver, porque marzo parece ahora otro siglo, otro mundo, el Real Zaragoza sigue siendo el segundo mejor equipo a domicilio de Segunda División. Y es el segundo porque esta jornada le superó, precisamente, el Alcorcón. El equipo se mostró sólido lejos de La Romareda, capaz de ganar en cualquier sitio. De hecho, así se despidió de la antigua normalidad, ganando en Málaga. Su rival, el Lugo, anda intentando escapar del descenso porque no se mostró sólido ni en casa ni fuera. En el Anxo Carro solo ha ganado cinco de los dieciséis encuentros que ha disputado esta temporada. Claro que el sábado remontó en Santander para llevarse tres puntos de oro. No remontaba fuera de casa desde hace tres años.

Ahora la racha del Lugo es más que positiva, porque en total acumula seis partidos seguidos sin perder. Un refuerzo moral que, en esas situaciones dramáticas, supone un verdadero impulso para cualquiera. Curro Torres también tiene bajas de larga duración, aunque solo dos, Borja Domínguez y Antonio Campillo. Por contra, el técnico ha recuperado ya a Serge Leuko, que tuvo que viajar de urgencia a su país por enfermedad de su madre y que ya se encuentra con el resto del grupo, si bien ha trabajado un mes menos con ellos. Además, Torres podría introducir alguna novedad con respecto al equipo que ganó en Santander para dar descanso a jugadores como Peybernes, Iriome González o el delantero Carrillo.