Recibió la llamada del presidente del Oporto, Nuno Pinto da Costa, como un milagro, como una liberación totalmente inesperada. La fortuna se había aliado con él. El dirigente se cansó de Luigi del Neri pocos días después de ficharlo y apostó por Víctor Fernández (Zaragoza, 28-11-1960), del que antes se había hartado Manuel Ruiz de Lopera. Tras dos años sin buenos resultados en el Betis, cambió el paro por el campeón de Europa con la misión casi imposible de emular los éxitos de José Mourinho, que logró dos Ligas, una Copa de la UEFA y una Champions League en las dos últimas temporadas.

De aquella llamada hace un mes y aún no se lo cree. "Fue una sorpresa pero también una inmensa alegría y una gran responsabilidad", dice el aragonés, que ya sabe lo que es levantar un trofeo (Recopa del 95 con el Zaragoza). Esta noche debuta en la máxima competición continental ante el CSKA de Moscú obsesionado con la victoria. "La Champions es una carrera dura y corta en la que hay que ganar desde el principio". Fernández ganó la Supercopa de Portugal en su debut, pero cayó ante el Valencia en la europea y sólo empató en Braga en su estreno liguero. Demasiado poco para una afición acostumbrada a éxitos muy recientes.

Talento y creatividad

Posesión del balón, juego por las bandas y un ritmo alto y progresivo son las claves del manual de Fernández, que logró el título de entrenador tras ser primero en su promoción en Aragón. En 1991 debutó con el Zaragoza, en el que estuvo siete temporadas y ganó la Copa de 1994 y la famosa Recopa de Nayim al año siguiente. Después pasó por el Tenerife y luego brilló en el Celta de Vigo, al que llevó a la final de Copa en el 2001. Su mayor decepción la vivió en el Betis, al que no fue capaz de clasificar para la UEFA pese a tener una gran plantilla.

Después de sonar varias veces para dirigir a la selección española e, incluso, al Real Madrid llega a un Oporto totamente renovado. "La historia demuestra que hay muy pocos equipos que pueden repetir el título. No es imposible, pero sí muy difícil". Víctor Fernández tiene razón. Desde 1990, cuando el Milan repitió título, nadie lo ha logrado. El Madrid, Benfica, Inter, Ajax, Bayern, Liverpool y Nottingham también consiguieron este logro.

De la última final de Gelsenkirchen, Fernández ha perdido a Carvalho, Ferreira, Deco, Mendes y Alenitchev, mientras que Nuno Valente y Derlei están lesionados.