Katarina Tetemondova es de Poprad, una ciudad eslovaca al pie de los Montes Tatras. A casi 700 metros de altitud, cuando está en su localidad natal su gran afición es andar por la montaña. Pero el año pasado fichó por el Mann Filter y ahora su gran pasión es hacer pasteles. «Tengo nuevas recetas y me gusta ponerlas en práctica. Lo malo es que los dulces engordan y prefiero comer pasteles cuando termina la temporada», explica.

Tetemondova no conocía la Liga Femenina. Esta pívot de 28 años ha sido una de las grandes revelaciones de la competición. Sus estadísticas son notables en todos los apartados y es una jugadora completa. «Es muy duro para mí definirme. No sé en qué es en lo que más sobresalgo. Pero me gusta defender y tirar mucho, aunque depende de la situación. Tambien me encanta rebotear y pasar. Me muevo muy bien dentro de la zona y soy inteligente, aunque debería estar más fuerte», afirma.

Es la jugadora que tira del equipo en los momentos comprometidos gracias a sus nervios de hierro. «No los muestro, porque los nervios los tengo por dentro», reconoce la eslovaca. Sus porcentajes son magníficos en todas las parcelas. En tiros de dos puntos tiene un 46%, en los de tres 39% y en tiros libres 63%. En 23 partidos ha dado 23 asistencias y tiene un promedio de 8 rebotes por partido. Completan sus números los 12 tapones.

Los inicios

Tetemondova comenzó a practicar baloncesto a los ocho años y debutó en la Primera División eslovaca con 16 años. «Comencé como alero, pero después me adapté a los puestos de ala-pívot y pívot. Debuté en el Ruzomberok y estuve tres años. Después jugué un año en el Sopron de la Liga húngara. Volví a casa con el Brno, pero tuve una lesión en el pie derecho y no pude jugar la Euroliga. La temporada pasada decidí regresar al Ruzomberok», explica.

No fueron buenos los comienzos del Mann Filter con un equipo totalmente remozado. «Esperaba que el Mann Filter fuera un gran equipo. Durante la temporada ha habido muchos cambios de jugadoras y eso no es lo ideal. Al final hemos encontrado el nivel que queremos», explica.

Tetemondova no tuvo ningún problema para adaptarse a la vida zaragozana. «Lo que más me gusta son los paseos y los centros comerciales. En Poprad podemos llegar a los 20 bajo cero en invierno y nuestro verano es como el frío que hace en invierno en Zaragoza». Vive en un piso alquilado junto a Hodges, aunque su mayor amiga en el equipo es la base macedonia Alecsik. «En casa hablo con Hodges de cómo tenemos que mejorar en los partidos. Yo me hago mi comida y lo que más me gusta es el pescado fresco, porque en Eslovaquia suele ser congelado», explica.

Lapeña está muy contento con su rendimiento y le gustaría que siguiera el año que viene. «Es una de las jugadoras más profesionales que he tenido, con una ética impresionante. Es una buena compañera y tiene una gran pasión por aprender», dice el técnico zaragozano. Tetemondova destaca de Lapeña que «siempre está pensando en el baloncesto. Es parecido a Maros Kovacik, el seleccionador de Eslovaquia», afirma. Sobre la recta final del campeonato, piensa que el Perfumerias Avenida es el favorito. «Pero todo es posible. Nosotras le hemos plantado cara y hay que ir paso a paso», concluye.