Fue el Cartagena el gran animador en Segunda en el pasado mercado de enero, una revolución de ocho fichajes y diez bajas que supuso cambiar la cara de la plantilla, intentando mejorar su capacidad defensiva y su experiencia y añadiendo algo más de gol, buscando una reacción que llevara a la permanencia. Pero esa revolución a la desesperada, que también se pedía en diciembre en el Zaragoza, tras el despido de Lalo Arantegui y las llegadas de Miguel Torrecilla y JIM, es muy complicada de hacer con poco dinero y con el tren de la temporada en marcha. Al Cartagena, por ejemplo, no le ha sacado del pozo. De hecho, al llegar al parón navideño estaba fuera del descenso y ahora es penúltimo.

Al 'Efesé' llegaron durante enero un portero, Chichizola (Getafe), dos centrales, Raúl Navas (Osasuna) y Datkovic (Aris), un lateral derecho, Antoñito (Panathinaikos), dos centrocampistas, Azeez (Granada) y Aburjania (Oviedo), un extremo, De Blasis, que estaba sin equipo tras militar en el Eibar y un punta, Cristian López (Aris). A ellos se unió hace un mes Coulibaly, un lateral izquierdo desde el paro tras la lesión de gravedad de De la Bella. La idea del presidente, Paco Belmonte, y del director deportivo, Sánchez Breis, fue aumentar la competitividad y sobre todo el nivel con jugadores experimentados, ya que la media de edad de los refuerzos fue de 30 años. En esos fichajes había jugadores con experiencia en Primera (Chichizola, Raúl Navas, De Blasis, Antoñito o Azeez) y con recorrido en Segunda, como Aburjania o Datkovic, o un futbolista de mucho periplo internacional, como el alicantino Cristian López. Sin embargo, la percepción real es que se ha fichado más nombres que rendimiento y que hasta ahora el papel de verdaderos refuerzos solo lo cumplen Chichizola, Navas y poco más.

Esa revolución se pudo hacer con un incremento de límite salarial de medio millón, de 5,2 millones a 5,7 (el del Zaragoza bajó en más de 300.000 euros hasta 8,5 millones), y con hasta 10 salidas (Cordero, Verza, Álex Martín, Rhyner, Jack Harper, Bulka, Aguza, De Camargo, Simón Moreno y Lozano) y alguna más que estuvo en la rampa, como el exzaragocista Delmás, y que al final no salió. En todo caso, ese cambio de cara en enero estuvo acompañado con la llegada de Luis Carrión para buscar la permanencia después de que la apuesta por el técnico del filial, Pepe Aguilar, como relevo de Borja Jiménez no funcionara y solo durara tres jornadas.

Las esperanzas de que el Cartagena, que subió en el verano pasado, mantenga su sitio en la categoría de plata se depositaron en esa profunda metamorfosis de enero, pero de momento ha traído más sombras que luces. El equipo ha mejorado algo atrás, donde Raúl Navas, sancionado ante el Zaragoza, y Datkovic le han dado más poso al equipo, igual que Chichizola en la portería. El Cartagena, un desastre atrás en el comienzo de curso, tiene mejores números en defensa, pero sigue siendo el equipo más goleado de Segunda y en seis de los ocho duelos desde que acabó el mercado de enero ha encajado dianas. De hecho, en esa horquilla de partidos suma 9 puntos, con dos victorias, tres empates y tres derrotas, de 24 posibles, una cifra totalmente insuficiente para salir del descenso.

La percepción del Cartagena de Luis Carrión es que no tiene un estilo de juego definido y que depende mucho del acierto arriba de un Rubén Castro muy veterano pero más que irreductible de cara a puerta. La sensación es que le falta consistencia para enlazar una buena racha que le permita salir de abajo. Y, de hecho, no lo ha hecho pese a ese cambio tan radical en su plantilla.