Los entendidos dicen que es una de las carreras más exigentes del mundo. Tiene un desnivel positivo de 8.848 metros, los mismos que el Everest. Es la Ultra Canfranc-Canfranc, que se celebró el pasado fin de semana. Son 100 kilómetros con los ascensos de Los Sarrios, Collarada, La Moleta, Porrón, Anayet, Larraca y la guinda del Aspe, a 13 kilómetros de la meta.

Los reyes de esta carrera fueron un levantino y una madrileña. Pepelu Ballester terminó en un tiempo de 18 horas, 39 minutos y 58 segundos, mientras que a Marta Flores le costó concluir su reto 25 horas, 39 minutos y 21 segundos.

Flores tiene 36 años y es técnico superior de nutrición. «Empecé a correr en la montaña hace 14 años, soy profesora de esquí y desde pequeña hago senderismo. Me inició en las carreras mi padre en la Sierra de Guadarrama, pero al final yo iba más rápida que él», explica. Reconoce que lo que más le va son «las carreras largas. Voy como los diesel. Siempre he sido un poco cabra y no he sido muy normal. Me gusta la soledad de la montaña», afirma.

No conocía la Canfranc-Canfranc. «Pero hace muchos años hice el curso de profesora de esquí en Jaca y los fines de semana me cogía la mochila y me subía en autobús a Canfranc para hacer excursiones». Su objetivo en la carrera era «salir a por todas desde el primer momento. Durante toda la carrera le llevaba una corta distancia a Esther Hernández, la segunda. Al final le saqué 17 minutos e iba con un poco de presión. No quería decaer porque me podía coger. A lo lejos la veía y nos cruzamos en dos avituallamientos», explica.

Para Flores es la carrera más dura que ha corrido. «No te deja tregua. No hace más que subir, las bajadas son muy complicadas, hay muchas piedras sueltas, pasos muy expuestos, mucho cresteo... Pero me encantó la carrera», explica Flores.

Pepelu Ballester es natural de la localidad valenciana de Faura y tiene 43 años. Se dedica a realizar podas en alturas. «Mi primera carrera fue hace 8 años en Castellón. Eran 65 kilómetros y desde entonces he corrido en todos los sitios, incluido dos veces en el Tour del Montblanc. También corrí la Ultra del Aneto-Posets, pero en la mitad de la carrera me rompí el cuádriceps», afirma.

Era su segundo triunfo en Canfranc. Su objetivo el pasado fin de semana era «disfrutar. Ganar es muy difícil. Si vas con esa mentalidad siempre te sale mal. Lo importante es pasárselo bien». Ballester aventajó a Albert Herrero, el segundo, en hora y cuarto. «El secreto para terminar la carrera es tomárselo con filosofía y andar mucho. La gente se pone a hacer cosas muy duras y no están preparadas», apunta el levantino.