El presidente del Balonmano Aragón, Óscar Mainer, ofreció a la plantilla la carta de libertad ante la imposibilidad de garantizar el pago de las nóminas de esta temporada y ya hay dos jugadores más que le han tomado la palabra. El lunes se despidieron en el vestuario los laterales izquierdos José Manuel Rial y Miguel Sánchez-Migallón, ambos llegados este verano desde el Teucro y el Atlético de Madrid, respectivamente. Ambos también apuntan al mismo destino, el Naturhouse La Rioja, que ha sufrido numerosas bajas por lesión en esta primera vuelta.

Su salida deja, por el momento, a Demetrio Lozano como único lateral izquierdo de la primera plantilla del club, que tendrá que volver a tirar de cantera para reforzarse. No son los primeros en decidir dejar el equipo. Hace una semana anunció la misma decisión el zaragozano Cristian Postigo, que terminará la campaña en el Stadium Casablanca de Primera Nacional mientras prosigue con sus estudios. Antes también abandonó el equipo el guardameta Carlos Jiménez, por incompatibilidad con sus estudios.

Dada la situación tan extremadamente delicada que atraviesa el club, tampoco podrían ser los últimos en tomar la palabra a Mainer y dejar el equipo. Hay otros jugadores que cuentan con ofertas y podrían tomar el mismo camino en los próximos días. Ante la falta de liquidez y las enormes dificultades para percibir sus nóminas, los jugadores de fuera de Zaragoza son los más expuestos y los que antes han estudiado su salida. Por eso Miguel Sánchez y José Manuel Rial han decidido buscarse el futuro en otro lugar y por eso Ángel Pérez medita su futuro estos días. La temporada pasada se produjo una situación similar también en Navidades. Richard Kappelin, portero sueco, decidió abandonar la entidad por los mismos problemas que ahora y ante la poca perspectiva de cobro. Hoy, como hace un año, el club solo tiene como previsión real de ingresos lo que pueda llegarle de las instituciones públicas.

La plantilla del Balonmano Aragón arrastra problemas de impagos desde el 2012. Esta temporada, una vez fuera del concurso voluntario de acreedores al que el club se acogió en noviembre del 2012, solo han percibido dos nóminas, dejando a deber otras dos. De esta forma, los jugadores pueden marcharse por incumplimiento de contrato sin que la entidad pueda retenerlos, pero en este caso ha sido el propio club el que ofreció esa posibilidad a sus trabajadores ante la imposibilidad de cuadrar el presupuesto previsto inicialmente.

"Es una lástima por los chavales, que tienen un gran futuro. Los que nos quedamos lo hacemos porque tenemos otros intereses u ocupaciones en la ciudad, además de porque en el fondo seguimos confiando en que esto pueda salir adelante. El problema es la acumulación, el desgaste de estos dos años", explica Demetrio Lozano, a quien le produce una enorme "tristeza" la posibilidad de que la entidad esté cerca de su fin.