Camilo Santiago iba como un avión en el final del Maratón de Valencia, donde hizo su marca personal con 2.10.02, lo que suponía ser el primer español de la carrera y mínima para los Juegos de Tokio. Hizo en el último mil en un tiempo de 2.51 y cuando llegó a la recta final celebró su triunfo levantando alborozado los brazos. No se dio cuenta que en un último esfuerzo podría haber bajado de 2.10. «Lo quise celebrar uniéndome al público. Si me lo hubiese propuesto esos dos segundos los podría haber rascado. La próxima vez espero bajar por más», dice el atleta del Añares.

Una vez que llegó a meta se abrazó a Daniela, su hija, y dieron varias vueltas en el suelo. «Sabía que era posible que pasara lo que pasó y lo tenía organizado todo en la línea de meta. Es mi familia, es mi vida y lo primero que quiero es abrazarme a ellos. A Daniela le quedará el recuerdo para siempre. Las semanas previas le intenté explicar lo que me jugaba. Y ayer tras la carrera me dijo que ya no estaría tan enfadado todos los días. Vino a decir que al conseguirlo estaría más relajado», explica el ultrafondista.

Todo salió rodado para el maratoniano riojano. Salvo una cosa. «No pude coger mis avituallamientos personales hasta el kilómetro 25 y eso me generó estrés. Después cogí todos los avituallamientos y al final me encontré fuerte». Hasta el momento ha corrido siete maratones y su mejor marca era de 2.13.56. Con 36 años llega su mejor momento como atleta. «Abel Antón fue campeón del mundo con 41 años. La edad es un número y hay que ver lo que hay detrás de cada uno porque empecé a correr casi a los 30 años. Mi edad metabólica no es mi edad atlética», afirma.

Nació en la localidad murciana de Molina de Segura y con 9 años se fue a vivir a Logroño. Con 33 dejó su trabajo de comercial y se trasladó a Zaragoza. «Maribel, mi mujer, es del barrio de Torrero. En abril hará cuatro años que vivo en Zaragoza. Esto es muy parecido a La Rioja y la gente es muy llana». Santiago pertenece al grupo de entrenamiento de José Luis Mareca. «No hay un grupo de fondo en España como este con Abadía, Mayo, Palacio, Chiqui Pérez, Olmos, Alicia Pérez. A lo mejor el grupo de Arturo Martín. Tenemos la suerte de ser todos amigos, todos españoles. Y tener como entrenador a Pepe, la humildad a la máxima potencia. Él nos transmite trabajar y no sacar pecho. El método que emplea funciona y el atleta que está con él mejora», indica el riojano.

El récord europeo lo batió en Valencia el turco de origen keniata Kaan Ozbilen con 2.04.16, que fue segundo. «Para mí no es europeo. Soy de mente abierta, pero para mí no tiene sentido que un etíope corra por Dinamarca o un alemán por Jamaica. No se trata de racismo y eso es desvirtuar una competición. En el Europeo de cross el 80% de los primeros serán africanos. Más de las mitad de los hombres que van por España a Lisboa son de fuera. Igual me quedo fuera de los Juegos por un marroquí que se ha nacionalizado hace dos días. Hay siete españoles con mínima para el maratón de los Juegos Olímpicos de Tokio, cuatro españoles de origen y tres de papeles», concluye el riojano.