Venta de Baños, una villa palentina de 8.000 habitantes, fue el escenario ayer del debut de Kenenisa Bekele en la nueva temporada atlética, tras cerrar la anterior con la medalla olímpica de oro en los 10.000 metros de Atenas.

Bekele, a sus 24 años, ya lo ha conseguido todo: es seis veces campeón del mundo de cross, plusmarquista universal de 5.000 y 10.000 metros, y campéon mundial y olímpico de 10.000. Pero quiere más. En febrero, en Birmingham, intentará el record mundial de las 2 millas en pista cubierta. Si lo consigue, a su compatriota Gebrselassie solo le quedará el record de los 10 kilómetros en ruta. Este está a salvo, de momento, porque Bekele no quiere probar la ruta. Tiene el mismo problema de tendinitis que su admirado Gebre y el asfalto es letal para este tipo de lesiones. En el mismo talón que su admirado compatriota. Hasta en eso se parecen, aunque sus personalidades son bien distintas. Bekele es introvertido, humilde y habla en voz baja. Pero a la hora de correr es un depredador sin complejos. Sólo un atleta experimentado y curtido en las dificilísimas batallas del 1.500, el marroquí Hicham el Guerruj, ha sido capaz de batirle.

Pero, de momento, no habrá revancha. El Guerruj planea correr el mundial de cross corto. Y Bekele sólo hará el largo. Para el corto, el equipo etíope tiene reservado a Tariku Bekele, el hermano menor de Kenenisa, de 17 años, tan rápido y casi tan resistente como su hermano. Puede que llegue el día en el que el campéon olímpico, mundial y recordman universal no sea ni el campéon de su casa. Aunque según Kenenisa, eso no le preocupa lo más mínimo. "Me alegraría que alguna vez fuera así", afirma. Tariku no es su único rival doméstico. Los etípope Sileshi Sihine y Gebremariam apuntan también posibilidades de batirle algun día. Y la cantera africana no para de producir talentos.

En Venta de Baños, sus rivales de ayer eran todos europeos, incluyendo los mejores españoles, Juan Carlos de la Ossa y Chema Martínez. El madrileño le preguntó por la mañana por qué los africanos ganaban siempre. Bekele meditó la respuesta, un buen rato, y con la mayor naturalidad del mundo le dijo que no lo sabía, pero que no creía que por el hecho de ser etíope tenía que ganar. Martínez no quedó satisfecho con la respuesta y le pregunto, de nuevo, que pasaría si probara su entrenamiento, durante un mes. "Tendrá que ser en Addis Abeba", le respondió Bekele. El madrileño agradeció la invitación pero declinó la oferta de su rival porque todos los días, a las 9 de la mañana, le da el biberón a su hija Paula.

Tras ganar ayer el cross de Venta de Baños, precisamente sobre Chema Martínez y Juan Carlos de la Ossa, Bekele regresó ayer mismo a Etiopía. Su cita más importante es el Mundial en pista de Helsinki, en agosto. La más trascendente, para él, puede ser su compromiso matrimonial, en el mes de mayo. Bekele compró una cámara de vídeo en Atenas, el signo más evidente entre los pudientes atletas etíopes de que la boda está cerca.