Primoz Roglic tiene 29 años y ya en el Tour del año pasado, cuarto en París, demostró su calidad para una carrera de tres semanas. Y este 2019 literalmente se ha salido allí donde ha corrido. Tres carreras de una semana ha disputado y las tres ha ganado: el Tour de los Emiratos Árabes (por delante de Alejandro Valverde), la Tirreno-Adriático y el Tour de Romandía. Con estas credenciales se presentó a la salida del Giro, que se estrenó con una contrarreloj de ocho kilómetros y una subida final al santuario de Santa Luca, allí donde en 1956 ascendió Fiorenzo Magni, tres veces ganador de la ronda italiana, mordiendo una cámara, que llevaba atada al manillar, para aguantar el dolor de subir con una clavícula rota.

Roglic es esloveno y lidera al conjunto holandés del Jumbo y desde el kilómetro cero de este Giro 2019 se ha propuesto demostrar no solo que es el máximo favorito al triunfo sino que no va a permitir que nadie, absolutamente nadie, le tosa a lo largo de la carrera. Quedan tres semanas. Queda un mundo. Puede suceder cualquier contratiempo, un error táctico o hasta una avería pero él es el principal aspirante. Sacó 19 segundos a Simon Yates, 23 a Nibali, 28 a Dumoulin y 42 a Pello Bilbao, el primer español.