El Real Zaragoza viaja a la casa del líder, el Alcorcón. Sí, aunque suene raro, el equipo alfarero es el que manda a día de hoy en la categoría de plata. Es un conjunto que rompe con los estereotipos y con la jerarquía de los resultados en función del presupuesto. No es nuevo, ya que la entidad se dio a conocer al mundo gracias al Alcorconazo ante el Madrid. Cuestión de tener fe.

Ha pasado de salvarse de la quema en el curso pasado a, con pocos retoques, ser el equipo más fiable y sólido de la categoría. Y llega el Real Zaragoza a Santo Domingo, donde no ha perdido el cuadro local aún esta temporada y donde solo ha encajado un gol. Y tuvo que ser una maravilla desde más de 30 metros en el descuento de André Sousa, del Sporting, en la primera jornada de Liga.

El Zaragoza juega ante el líder en pleno proceso de reconversión y de saber qué identidad quiere tener en el futuro, con problemas defensivos y de concentración y contra un conjunto que no perdona. No pinta bien dicho así, pero es fútbol. Si quiere crecer el Zaragoza deberá romper con todo y dar un golpe encima de la mesa que le permita sumar su tercera jornada consecutiva puntuando. Todo sea por empezar a ver la luz.

RETO CON DOS ATACANTES

Estando mejor o peor el Alcorcón, Santo Domingo siempre ha sido territorio hostil y un escenario que no se le da nada bien al conjunto blanquiazul. De las cinco visitas que ha rendido al feudo madrileño, solamente una se ha saldado con triunfo zaragocista. Fue en la 14-15 y el equipo aragonés se impuso 1-3 con doblete de Borja Bastón y otro gol de Jaime Romero. El resto, dos empates 1-1 y dos derrotas por 1-0.

A la propia dificultad del Alcorcón por su condición de primer clasificado y de equipo menos goleado de la categoría hay que sumar el estado de bipolaridad en el que vive el Zaragoza, capaz de ir con todo a por la victoria y de dormirse perdiendo la concentración. Eso sí, tiene una de las mejores delanteras de la categoría, un potencial ofensivo envidiable y que, con Pombo, Gual y Álvaro sanos, supone una dosis extra de miedo para cualquier zaga. Incluso para la del equipo de Parralo.

Los atacantes tienen ante sí el reto de romper un muro solo franqueado en seis ocasiones en catorce partidos, siendo tres de ellas del Tenerife. Eso sí, el tridente no será de la partida desde el inicio, tal y como aseguró Alcaraz el viernes: «Es complicado que jueguen juntos un partido entero. Si juegas con tres atrás y tres arriba, solo te quedan dos en el medio, la zona del campo donde se centra una de las peleas más importantes en Segunda».

Así, el misterio reside en qué pieza se quedará en el banquillo. A tenor del nivel de la temporada y de lo bien que funcionó como revulsivo ante el Mallorca, el principal candidato es Marc Gual, por lo que Pombo y Álvaro Vázquez repetirían en el once inicial. El sistema de tres centrales y dos carrileros está siendo la senda a seguir para despertar y Alcaraz le dará continuidad. Y más contando que se llevan cuatro puntos de seis posibles desde el cambio de esquema.

Otra de las principales dudas es Verdasca. El zaguero portugués no atraviesa por su mejor momento, fue silbado en el último partido y sustituido en el descanso. El buen nivel de Nieto en una posición desconocida y la jerarquía de Perone dejan, en principio, una incógnita a solventar entre el propio Verdasca, Álex Muñoz o Julián Delmás, que ya jugó ahí en pretemporada y en el segundo tiempo contra el Mallorca. En el centro del campo, la principal novedad apunta a ser Igbekeme en lugar de Zapater o Pep Biel.

Como lo que funciona es mejor no tocarlo, Parralo también apunta a repetir el mismo once que ganó al Elche en el último instante. Cuenta en sus filas con el incombustible Albert Dorca, que lo ha jugado todo hasta ahora, y con Juan Muñoz. Por fin el delantero andaluz se está destapando como el pepinazo (como dijo Milla) que apuntaba a ser cuando vino al club aragonés, aunque no ha terminado nunca de despuntar hasta ahora, que suma ocho goles.