Cristiano Ronaldo sigue empeñado en hacer valer su ley en el Mundial de Rusia, la de la eficacia y la pegada ante las porterías rivales. Si ante España salvó un empate agónico con un triplete, frente a Marruecos, en el estadio Luzhniki, le dio a Portugal una victoria sufrida pero imprescindible que además significa la eliminación de su rival.

Es el líder indiscutible, el capitán, el factor diferencial, como reconocen todos sus compañeros. A Fernando Santos no le gusta que se focalice tanto en el delantero del Real Madrid. Pensando en el equipo, hasta le molesta. Pero la realidad es que su equipo juega un fútbol raquítico, al que ayer de nuevo salvó Ronaldo.