El Real Madrid reaccionó a tiempo después de verse abocado a una nueva debacle en Sevilla. Ronaldo libró del desastre a un equipo que ofreció dos caras muy distintas. Una muy pobre en la primera mitad y otra más acorde con lo que tiene este equipo, que al final se llevó un punto (1-1) que no le vale para colocarse como líder.

De cualquier modo, el equipo blanco tiene un problema muy serio, que está por encima del mal momento de juego por el que atraviesa y que habla de un grupo descabezado dentro y fuera del campo. Como punto de partida hay que hablar de una actitud indolente y una especie de guerra civil en la plantilla. Ayer se pudieron ver ambas cosas. Un pasotismo casi extremo y varios enfrentamientos entre los jugadores. Casillas se hartó de recriminar a su defensa. Raúl se encaró con Roberto Carlos tras el gol de Joaquín y Salgado hizo lo propio con Helguera. Además, Figo hizo caso omiso a las órdenes de Queiroz desde el banquillo, a quien desdeñó con un mal gesto que fue captado por las cámaras de televisión.

EL MEJOR JOAQUIN Los jugadores blancos intentaban de esa manera repartir las culpas del desbarajuste, cercano al caos. Ni la defensa, a la que Joaquín y Alfonso sacaron los colores; ni el centro del campo, donde Beckham fue un bulto sospechoso en el primer tiempo; ni la delantera, donde Ronaldo pasó casi desapercibido hasta que marcó casi a la hora de partido. Nada funcionó en el equipo de Queiroz; apenas le duraba el balón y lanzó una sola vez a portería en la primera mitad.

El Betis se dedicó a lo suyo. Muy necesitado de los puntos, presionó a su rival hasta ahogarle. Con el mejor Joaquín de la temporada y con un Alfonso brillante, no tuvo problemas para vivir en el área del Madrid. Allí hubo dos penaltis que el árbitro no vio. El primero, de Roberto Carlos a Joaquín, al que derribó a los cinco minutos de partido, y el segundo, de Raúl Bravo sobre el mismo jugador, al que hizo caer cuando se disponía a rematar (m. 17).

IMPETU SEVILLANO Ni siquiera esas dos acciones recortaron el ímpetu del conjunto sevillano. Todo lo contrario. Su insistencia dio fruto pasada la media hora en un disparo de Fernando que rechazó Casillas y que Joaquín mandó a la red con una volea con la derecha (m. 33). El gol hacía justicia a lo que era el encuentro, donde sólo mandaba un equipo. No se atisbó reacción alguna por parte del Madrid, que cerraba una penosa primera mitad.

Tras el descanso apareció el otro Madrid, el equipo que se enchufa al encuentro. Con una actitud muy diferente, los blancos ofrecieron una versión muy diferente a la de los últimos encuentros. Apareció Beckham y, sobre todo, Ronaldo. El brasileño aprovechó un balón en profundidad para librarse de Contreras y marcar con la izquierda (m. 59) tras una jugada magistral en la que engañó al portero con un sutil gesto de cintura.

Con el empate, el encuentro subió muchos enteros. El Madrid controló el juego y el Betis buscó las contras. Varela pudo desnivelar el marcador de un cabezazo, pero Helguera sacó el balón en el último instante. Luego, el propio Helguera vio cómo Varela salvaba un tanto en la línea después de un remate de cabeza del madridista. La búsqueda de un nuevo gol fue infructuosa.