Roma sigue siendo terreno abonado para el Madrid. La tercera visita de los blancos, la más comprometida por lo que había en juego, también se saldó con un triunfo (0-3). En un triste escenario con el cemento de las gradas como protagonista, el equipo español logró agarrarse al tren de la Liga de Campeones en el último vagón. Necesitaba ganar y lo hizo. Más que nunca requería la presencia de sus estrellas y aparecieron. Especialmente Ronaldo, que marcó el primer tanto y provocó el penalti de la sentencia.

El Madrid se redimió en Roma de sus pecados en la Champions. En el desangelado estadio olímpico los blancos se jugaban la temporada, su prestigio e incluso la supervivencia de un modelo. Frente a un rival menor, el Madrid intentó abstraerse de la soledad que se masticaba en el estadio. Buscó el control del juego para intentar meterse en el encuentro cuanto antes. Lo hizo no sin una cierta imprecisión. Sin embargo, todo se le puso de cara con el tanto de Ronaldo en la primera aparición de Zidane. Una combinación entre el francés y el brasileño la cerró el delantero levantando el balón sobre la salida de Pellizzoli (m. 9).

El tanto cortó la angustia del Madrid, pero le metió en una especie de sopor. Los blancos tocaban el balón ante la atenta mirada de la Roma. Tampoco los jugadores del Madrid iban sobrados de tensión con el marcador a favor. Tanto, que fueron bajando el ritmo hasta entrar de lleno en la especulación. Se trataba de dejar pasar el tiempo. Si el Roma no quería guerra, el Madrid, menos.

APATUA Tanta apatía rebajó aún más el perfil del encuentro hasta que el equipo italiano decidió salir de las trincheras y meter miedo. Candela mandó una falta al larguero. La Roma exigía a un equipo metido a labores del funcionario que sólo espera cumplir con su horario. Y Helguera tuvo que hacer horas extraordinarias. También Casillas.

Toda la decisión que le faltó al Madrid en la primera mitad para sentenciar el choque la encontró en la reanudación. Más metido en el triste silencio que emanaba de las gradas, tuvo el balón y el control del juego con el objetivo de huir de la peligrosa dinámica de rentabilizar el primer tanto. Guti comenzó a dejarse ver y el Madrid puso rumbo a la siguiente fase.

GALOPADA DE RONALDO La sentencia no se hizo esperar. La firmó Ronaldo con una espectacular galopada en la que fue dejando atrás hasta cuatro rivales. El último, Dellas, lo derribó. Figo no falló esta vez la pena máxima. El Madrid respiraba tranquilo y la Roma ni siquiera reaccionó.

Ronaldo también cerró su pasado más trágico en el Olímpico. Aquí se rompió la rodilla en el 2000. Dos años después lloró amargamente al perder la Liga en el último suspiro con el Inter. Ayer abrió el camino de los octavos. El cierre a la noche lo echó Figo con el tercer tanto (m. 83), varios minutos después de que el Madrid respirase tranquilo.