Ya solo queda un día para que comience la segunda edición de la Vuelta a Aragón desde que renació. La carrera sigue trabajando con el objetivo de consolidarse y con el firme compromiso de llevar la cita a cada rincón de la comunidad aunque, lógicamente, para ello deberán sucederse las ediciones y que poco a poco se vaya consolidando en el calendario.

Aragón es una tierra muy rica en cuanto a su geografía y a la hora de planificar un recorrido ofrece multitud de posibilidades que deben concentrarse en tres etapas. De hecho, la hoja de ruta contiene numerosos lugares icónicos de la comunidad y paisajes únicos.

Para esta edición, la apuesta ha sido limitar la alta montaña (no se subirá a Cerler como el año pasado) y, a cambio, los esprints y bonificaciones pueden jugar un papel fundamental de cara a una clasificación general completamente abierta. Cualquier corredor, sean cuales sean sus características, tiene opciones de ganar. Las claves estarán en no descolgarse y en la segunda etapa, en la que los cuatro puertos por los que pasarán los ciclistas adquirirán protagonismo y tendrán la potestad de hacer una selección de posibles ganadores.

La primera etapa comenzará en la provincia de Teruel, en Andorra, y terminará en la de Zaragoza, concretamente en Calatayud tras 186 kilómetros. Discurrirá por Albalate del Arzobispo, Fuendetodos, Cariñena o Paracuellos de Jiloca y solo habrá que salvar el puerto de tercera categoría de Paniza. Será, a priori, un día ideal para plantear escapadas y se antoja una llegada al esprint final en la meta.

En la jornada intermedia, entre Sádaba y Canfranc Estación (186 kilómetros) se prevé que los favoritos y los escaladores entren en escena. No habrá grandes subidas, pero sí cuatro puertos que, en su conjunto, serán exigentes. Tras llegar a lo alto de Santa Bárbara, los corredores afrontarán la ascensión a San Juan de la Peña, un puerto de segunda categoría que será clave en el devenir de la clasificación general y que se coronará a 51 kilómetros de la meta. Con las fuerzas ya flaqueando quedarán el puerto de Oroel y el Somport antes de llegar la meta. Ahí entrará en juego el ritmo de los escaladores y el aguante de los esprínters, que en caso de soportar las cuatro subidas podrían tener opciones de triunfo tras la última etapa.

Esta unirá Huesca con Zaragoza a través de un recorrido de 127 kilómetros. Por su corta longitud se estima que será una travesía muy rápida y con el cierzo como protagonista. El pelotón discurrirá por localidades como Loarre, Ayerbe, Zuera o Villanueva de Gállego antes de decidir la última etapa y el vencedor final en la Expo de Zaragoza en una llegada que también se espera que sea al esprint.