El delantero del Betis negó ayer los malos tratos de los que está acusado contra su exnovia, por los que la fiscalía le pide cuatro años de cárcel y la acusación ocho años y nueve meses y subrayó que «jamás» le ha puesto «la mano encima» ni la ha insultado. En los 35 minutos de su declaración, el futbolista atribuyó todo a los «celos» de su exnovia, con quien tenía, dijo, una relación «loca» y basada en la «atracción sexual».