Ruth Beitia supo sufrir y, en su peor año por las lesiones que la acosan, consiguió clasificarse para la final de salto de altura en los Mundiales de Londres. La cántabra, campeona olímpica en Río 2016, superó al tercer intento el listón situado en 1,92 metros y se coló en el último momento entre las 12 mejores, las que mañana mismo (20.05 h.) se jugarán las medallas en el mismo escenario donde en el 2012 Beitia quedó cuarta, un puesto amargo (pese a saltar 2,00) que provocó que anunciara la retirada. Poco después se arrepintió para iniciar su mejor etapa como atleta, con un título olímpico, tres de campeona de Europa y una medalla de bronce en los Mundiales de Moscú del 2013.

Beitia, que este año solo ha saltado 1,94 al aire libre (pero 1,98 en pista cubierta), se metió en su sexta final en su octavo Mundial, y demostró solvencia en los momentos decisivos. De hecho, la cántabra lleva 35 calificaciones en su carrera deportiva, de las que ha sacado adelante 30. «Ahora toca pelear en la final, donde todo es posible, como se demostró el año pasado en Río. A veces los sueños se hacen realidad», aseguró la saltadora, pletórica por estar de nuevo entre las mejores en un escenario que casi la retiró prematuramente del atletismo. «La vida ha sido muy generosa conmigo tras los Juegos de Londres y en los últimos cinco años he vivido los momentos más dulces, sin ansiedad ni nerviosismo... excepto hoy, en que estaba nerviosa como una júnior», aseguró la atleta de 38 años.

La clasificación de Beitia fue de los poco bueno en la densa participación española del día, de la que se salvó también Adel Mechaal, que siguió adelante en los 1.500 metros al clasificarse por puestos (fue sexto, con 3.38.99) para las semifinales de hoy (21.10 h.). Marc Alcalà y David Bustos quedaron fuera en la primera ronda, lo mismo que Esther Guerrero en 800 y Ana Lozano en 5.000. En la final de triple, Pablo Torrijos fue décimo.