Carlos Sainz dejó escapar alguna que otra lágrima mientras el Citroën Xsara WRC enfilaba los últimos kilómetros del Rally Cataluña, su última carrera en casa. Con la ventanilla de su coche abierta, el bicampeón mundial se dejó seducir por los vítores de miles de aficionados que se dieron cita en la última etapa para brindar un merecido homenaje al hombre que más triunfos ha dado al automovilismo español. Cuando llegó al podio, la organización le tenía reservada una pequeña sorpresa. La esposa y los tres hijos de Sainz subieron a abrazarle entre el fervor del público y la emoción contenida del piloto de Citroën.

Sainz hizo un buen resultado y acabó tercero, por detrás de Marcus Grönholm y del vencedor, Markko Märtin. Pero a Carlos le habría gustado ganar. Por ellos. "Ha sido un fin de semana muy emotivo y el público siempre me ha demostrado su cariño, porque les daba exactamente igual en que puesto fuese", reconocía a su llegada a Lloret.

M RTIN, IMPARABLE La victoria incontestable de Markko Märtin y su Ford (la segunda consecutiva esta temporada) y los tres últimos scratchs (mejores tiempos) de Marcus Grönholm (Peugeot) impidieron que Sainz se despidiera de su afición con un triunfo. Pese a ello, ahí quedan para la historia los ocho podios de este año, sus 194 participaciones en el Mundial, sus 26 victorias, sus 36 segundos puestos y sus 34 terceros.

Sainz y Grönholm continuaron con su pelea por el segundo puesto mientras Märtin se dedicó a conservar su ventaja. Carlos hizo el scratch en el primer paso por La Roca, y volvió a ser más rápido que Grönholm, pero ahí acabó todo. El finlandés fue el más rápido en las últimas especiales. "Nos la jugamos un poco con los neumáticos en este segundo bucle, montando más blando que Grönholm sabiendo lo que él llevaba, y apostando porque el tiempo estuviera cubierto. Pero al final salió el sol y se secó bastante. No salió bien", dijo Sainz.