La clasificación, que al final de la temporada es la única que da y quita razones, dice que el Real Zaragoza está a siete puntos del playoff con 17 jornadas por disputarse. En función de la serie histórica, un cálculo simple desvela que al equipo le hacen falta entre 30 y 33 puntos para jugar la promoción: entre diez y once victorias (ha sumado ocho en 25 jornadas), casi el 65% de los puntos cuando hasta ahora ha hecho el 41%. Es decir, un salto cualitativo y cuantativo muy importante.

Se trata de un desafío posible, pero de formidable complejidad en tanto en cuanto el margen de error va acercándose poco a poco a cero. Sin embargo, la situación es paradójica por la esperanzadora imagen ofrecida ante el Levante, incluso en la derrota. Si el equipo es capaz de repetir esa actuación durante los próximos 17 partidos, ganará muchas veces y perderá bien pocas. Otra cosa es que sea capaz de hacerlo.

Las cartas están muy marcadas a estas alturas de la Liga: el Zaragoza tiene un gigantesco problema con Irureta y con los goles encajados. O encuentra un guardameta fiable y aumenta sensiblemente la fiabilidad defensiva, o la empresa será imposible. Ahí aparece la figura de Saja, uno de los dos melones pendientes de abrir, y en quien hay depositada una confianza ciega, nunca mejor dicho. La otra incógnita por despejar es Samaras. ¿Cómo estará? ¿De qué será capaz? El Zaragoza necesita también más calidad, velocidad y limpieza en el juego de tres cuartos y, sobre todo, en la resolución de las jugadas.