La sombra de otra derrota, una que hubiera asentado la vitola de perdedor de este equipo y su entrenador, se cernía sobre un Liverpool que, lejos de alardes y excesos, en un partido mustio, entregado al pragmatismo y lejos de la virtuosidad en el juego, casi sin ocasiones, sin jugadas elaboradas ni precisión en los pases; ganó su sexta Copa de Europa gracias a un gol de Salah de penalti en el primer minuto, que sustentó el partido rácano de los de Klopp, antes de que Origi sentenciara casi al final.

Se podría escribir una serie de novelas con las vicisitudes a las que se ha tenido que sobreponer el Tottenham en esta Liga de Campeones, pero un cuestionable penalti en contra en el primer minuto de la final fue demasiado. Mané puso un centro perfectamente dirigido hacia un Sissoko que ordenaba a sus compañeros con el brazo extendido, donde fue a parar el balón tras rebotar en su cuerpo. Skomina señaló penalti, Salah lo transformó y el resto de la final quedó condicionada.

Con todos los lesionados de inicio, Pochettino se había entregado a su versión más dominadora, con Winks titular por delante de Wanyama y Kane como puntal. Con el marcador en contra desde el inicio, y sin más remedio, apostó por la posesión a costa de sacrificar poderío físico, pero el Liverpool ahogó su salida desde atrás interrumpiendo el canal de juego hacia Eriksen.

Poca inspiración de los 'spurs'

Fueron muy pocas veces, pero cada vez que apareció Kane, el Tottenham disfrutó de tentativas de peligro en los alrededores del área de un Alisson inédito hasta casi el final, pese a los intentos de Son. El equipo de Klopp se mantuvo firme, sólido, con un plan de ataque tan poco atractivo como efectivo para no sufrir, en el que cada balón con campo por delante era un pase largo a un Mané con superioridad constante en la izquierda y cada posesión del rival una oportunidad para presionar.

Entre la propuesta del Liverpool, asentada tras el gol inicial, y la impotencia del Tottenham para elaborar juego, un aire taciturno y apagado se adueñó del partido, lejos de la efervescencia que había llevado a los dos equipos a la final. Pochettino buscó variantes tácticas, movió sus piezas, pero no encontró el camino más que con momentos aislados de inspiración de Kane.

El Tottenham no dejó de asumir unos riesgos en defensa que se antojaban excesivos, pero mientras el Liverpool se decidía a atacar, el equipo de Pochettino fue acumulando llegadas, sin disparos a portería, más por empeño que por fútbol, antes del cambio ofensivo del argentino, Moura por Winks, que le dio alas al partido.

Tramo final frenético

El Liverpool empezó a encontrar espacios entre la soledad de Sissoko, que se tuvo que ser sustituido por extenuación, en un centro del campo despoblado de 'spurs', que se acumulaban en torno al área rival en busca de una ocasión. El Tottenham que no dejó de insistir, volvió el descaro, la verticalidad y la pasión del equipo de Pochettino, y de su mano las primeras ocasiones de un partido que se tornó incandescente, fervoroso e intenso, en el que el Liverpool se protegía sin descaro.

En los minutos finales se precipitaron, como si fuera un vídeo acelerado, todas las situaciones que no habían tenido lugar en los 80 minutos precedentes. El Tottenham tuvo su ocasión en un saque de esquina que Moura no acertó a rematar. El Liverpool no perdonó tras otro córner, rematado y rebotado, que le cayó a un héroe inesperado, un Origi que definió con un disparo raso a la cepa del poste para sentenciar la Champions.

Tottenham, 0 - Liverpool, 2

Tottenham Hotspur: Lloris (6); Trippier (5), Alderweireld (5), Vertonghen (4), Rose (5); Sissoko (5), Winks (7); Son (7), Alli (5), Eriksen (6); Kane (7). Técnico: Mauricio Pochettino (6). Cambios: Moura (5) por Winks (m. 65), Dier (6) por Sissoko (m. 73), Llorente (5) por Alli (m. 80).

Liverpool FC: Alisson (7); Alexander-Arnold (6), Matip (5), Van Dijk (8), Robertson (7); Henderson (6), Fabinho (6), Wijnaldum (5); Mané (7), Firmino (4), Salah (6). Técnico: Jurgen Klopp (6). Cambios: Origi (7) por Firmino (m. 57), Milner (6) por Wijnaldum (m. 62), Gomez (sc) por Mané (m. 90).

Goles: 0-1 (m. 1) Salah de penalti. 0-2 (m. 87) Origi de disparo cruzado desde dentro del área.

Árbitro: Damir Skomina (4), esloveno. Sin tarjetas.

Estadio: Wanda Metropolitano. Espectadores: 67.000