Han pasado seis años desde que aquel Marc adolescente de dos metros diese su primer paseo por las calles de la capital aragonesa. Llegó a las categorías inferiores del entonces CAI Zaragoza en la temporada 13-14 cuando tenía 15 años. Sus cualidades predecían que, algún día, podría poner en pie a la afición del Príncipe Felipe. No tardó en hacerlo. El ilerdense debutó con la elástica roja el 1 de marzo del 2015 con una contundente victoria ante Montakit Fuenlabrada (86-69). La Marea roja comprobó que la sala de máquinas de la cantera zaragozana funcionaba a pleno rendimiento.

Martí fue uno de los pilares en el Simply Olivar que dirigía Carlos Iglesias en la campaña 15-16, con el equipo en LEB Plata. Sus buenas actuaciones le permitieron acudir con frecuencia a las categorías base de la selección. Al final de esa temporada, en verano del 2016, el canterano se alzó con el Europeo sub-20 en Finlandia. Solo le quedaba un paso por delante, consolidarse en la ACB.

La falta de minutos con el primer equipo es una maldición que persigue a muchos jugadores jóvenes que buscan forjar su nombre en la élite. Marc volvió a casa, a Lérida, en calidad de cedido para continuar su formación en la Liga LEB Oro. Esos dos años a las órdenes de Borja Comenge le ayudaron a prepararse para dar el gran salto. «Fue una buena etapa que me sirvió para coger minutos y experiencia. Borja fue una figura clave para mi adaptación. En los momentos complicados no me sentó en el banquillo, sino que me sacó aún más a la pista, y eso me ayudó mucho», explica el ala-pívot.

Los números que cosechó en su segunda temporada en el Lleida avalaron su progresión. En 20 minutos de media por partido, promedió 7,9 puntos (con un 55,6% en tiros de dos), 4,2 rebotes, y una valoración de 8,4. Unos datos que no pasaron desapercibidos en el despacho de Pep Cargol. El nuevo director técnico, apoyado por el entrenador, Porfirio Fisac, decidió que era el momento de regresar. «En mi carrera siempre he dado saltos de categorías. De LEB Plata a LEB Oro, por ejemplo, y siempre se aprecian diferencias. Pero pasar de la LEB Oro a la ACB es bestial. Se necesita una mayor capacidad física, el juego se desarrolla mucho más rápido y aún tengo que acoplarme a este cambio», destaca el ilerdense.

Nueva competición, nuevo rol. Marc aterrizó en el Tecnyconta Zaragoza para «continuar creciendo», y gracias a la mezcla de juventud y veteranía que caracteriza a la nueva plantilla, su trayectoria prosigue por un buen camino. «Estoy contento con mi trabajo en Zaragoza. Cuando llegué, tenía a Nacho Martín y a Nemanja Radovic por delante, que son dos cuatros con estatus en la Liga. Sabía que tenía que trabajar muchísimo para jugar y, al mismo tiempo, aprendo mucho de ellos». Otro factor clave en su evolución es el técnico. «Porfi siempre habla conmigo. Desde el primer día me da confianza. Nos ayuda muchísimo a los jóvenes y nos aporta muchos consejos para mejorar en aspectos que flaqueamos», indica.

Los primeros meses de temporada han permitido a los jugadores alcanzar ese vínculo de familia que quería Fisac. Poco a poco, comienza a apreciarse también sobre la cancha. «En los entrenos defendemos y atacamos mejor, y en los partidos también. Hay más momentos buenos que malos, y eso es muy importante. Dentro de poco el equipo llegará a su máximo nivel conforme regresen todos los lesionados», afirma. Respecto a sus responsabilidades, él lo tiene claro. «Quiero ayudar en lo que pueda al equipo». No goza de muchos minutos aunque siempre que sale intenta «dar el 100%». El técnico premia el esfuerzo diario, y Martí sabe que, a base de trabajo, tendrá más oportunidades para brillar.