Salva Ballesta, en su partido 150 en Primera, evitó ayer la segunda derrota consecutiva del Atlético y dio vida a su equipo para seguir en los puestos de cabeza ante un meritorio Villarreal que mereció, por juego y ocasiones, al menos, un empate.

El primer tiempo fue del equipo de Castellón, que tuvo oportunidades de todo tipo y llegó, poco a poco, a desarbolar a los rojiblancos. La defensa colchonera se las veía y deseaba con Forlán y José Mari. Cuando el público del Calderón comenzaba a ponerse nervioso y más apuros pasaba el once rojiblanco, una jugada por la banda izquierda de Musampa fue culminada, con un cabezazo, por Salva Ballesta al fondo de la meta defendida por Reina, que no pudo hacer nada.