Mientras el fútbol como arte sigue dando pasos de gigante hacia atrás, confirmado con el retroceso goleador que se ha producido en la Liga española esta campaña, los delanteros brasileños insisten, como una especie en lucha permanente contra la extinción, en llevar la contraria en su histórico viaje migratorio hacia Europa. Se adaptan a los tiempos modernos , aclimatándose al gimnasio, a la disciplina teutona o al estricto calcio , pero conservando en sus genes un componente festivo. Todos los clubs grandes suspiran por el mediocentro recuperador, aunque ninguno de ellos resiste la tentación de tener un brasileño en sus nóminas, un sinónimo de talento, un sello de calidad. Ronaldinho (Bar§a), Ronaldo (Madrid), Adriano (Inter), Ailton (Schalke 04), Kaká (Milan)...

Savio Bortolini, ídolo del Flamengo como antes lo habían sido Leónidas, Dida (su maestro), Leandro, Zico Júnior, Bebeto o Romario, preparó las maletas en 1997 para fichar por el Real Madrid, donde fue feliz y ganó títulos (1 Liga, 3 Copas de Europa, 1 Copa Intercontinental y 1 Supercopa) durante tres de sus seis temporadas en el club blanco. Ahora es patrimonio del Real Zaragoza, que apostó por él el curso pasado como reclamo mediático y que ahora presume, con toda la razón del mundo, de tener una joya que le da brillo, goles y espectáculo cada fin de semana. Escorado a la izquierda, le cuesta clavar el aguijón como lo hacía en su país, pero ha encontrado la fórmula para recuperar el protagonismo realizador y disfrutar de una segunda juventud que se confunde con la primera.

Por lo general, como el equipo, Savio había reservado sus virtudes para La Romareda, pero el pasado domingo en el Manzanares, la afición del Atlético se rindió a su juego y aplaudió a uno de los futbolistas más en forma del campeonato. No es habitual que el enemigo acceda a saludar al rival con una reverencia de ese tipo, pero se hace irresistible extender la alfombra del reconocimiento ante lo que ofrece el 10 .

CAÑONERO Su nombre, con cinco goles, resalta entre los mejores cañoreros del torneo, por encima incluso de ilustres depredadores como, por ejemplo, Milosevic, Di Vaio, Fernando Torres o Forlán. No sólo es la estética lo que destaca en Savio. Sus números alumbran al Real Zaragoza, del que es el mejor asistente, quien más centra al área, el segundo que más remata y también el segundo que más dispara a puerta tras Villa. Lidera, aunque con menos placer, la lista de jugadores que más tarjetas provocan y secunda al deportivista Valerón en la de los que más faltas reciben.

Genio y figura del equipo de Víctor Muñoz, Savio Bortolini es un fenómeno singular en un deporte mecanizado, donde la inspiración suele caer bajo la dictadura de las tácticas, del pulmón equino. "Es cierto que ya no se juega como antes. Hay menos espacios, pero es una evolución lógica en la que prima mucho lo físico", dice el delantero, quien considera que "la calidad no puede quedar nunca al margen. El talento de un jugador establece la diferencia en muchos partidos".

Sobre su condición de brasileño como una filosofía del juego, Savio subraya que "es importante que exista este tipo de fútbol porque la gente quiere ver buenos goles, divertirse en el estadio... Y no sólo con nosotros, sino también con excelentes futbolistas de otros países".

Ni se inmuta por una posible llamada de la selección, de la ya ha formado parte en 22 ocasiones y a la que no acude desde un partido contra Uruguay en Maracaná, hace cuatro años. "Si me convocan sería muy feliz, pero no tengo ninguna inquietud por ese tema". Es feliz y hace feliz a quien acude a verle. El domingo, la hinchada del Atlético lo fue incondicional de Savio Bortolini en una jugada de otro tiempo, de otra latitud.